lunes, 19 de marzo de 2018

El teatro de las élites y sus fieles crédulos

Quizás pueda obtener aquí algunas de las claves para comprender cómo se ha llegado a consumar el esperpento tecno-científico que es la biomedicina moderna.
En lo cotidiano veo dos ingredientes omnipresentes: LA TEATRALIDAD Y LA CREDULIDAD, la primera escenificada casi con hipocresía por las élites médico-científicas y político- administrativas, la segunda, acrítica y pasiva, es norma general entre profesionales facultativos. Estas formas de conducirse y de aparentar contribuyen a perpetuar y convivir con una nueva crisis que ya es un hecho documentado, pero que es poco o nada conocida por la sociedad en general. Un vasto número de expertos informan con tristeza de este fenómeno de salud pública y estudian su influencia negativa para los consumidores de los productos y servicios sanitarios que, desafortunadamente son mayoritariamente ajenos a este problema.


Esta reflexión del profesor de sociología Juan Irigoyen es muy esclarecedora: “La preponderancia en la espiral económica la ostenta la industria farmacéutica, beneficiaria de la tercera revolución tecnológica, que invierte grandes cantidades en persuadir a los profesionales para que dispensen generalizadamente sus productos”. El poderío de las farmacéuticas alcanza cotas inusitadas, su capacidad para intervenir en el sector sanitario se encuentra acreditada. Este poder no solo se manifiesta por el volumen de negocio, sino en la inversión en el arte de la persuasión. Además, se hace ostensible mediante su capacidad de imponer sus definiciones a las realidades. Aquí radica su lado oscuro, para imponer con eficiencia tiene que controlar la producción de conocimiento, de modo que este sea congruente con sus funciones e intereses. Las ideas de este dispositivo industrial son aceptadas mediante una comunicación permanente, sin ser sometida a deliberación o cuestionamiento alguno, adquiriendo una forma de adhesión profunda en un gradiente de coacciones latentes y manifiestas. Así logra el rango de ideas compartidas automáticamente, como las presunciones que fundan una cultura que no necesita avales empíricos acreditados que la respalden. El resultado es la creación de un orden mental que controla las percepciones de los miembros participantes en las relaciones profesionales”. No he quitado ni una coma a las palabras de este ideólogo, que dice ser un jubilado jubiloso, pues es tan brillante y explícita que no la encontrarán en ningún otro sitio.
Como decía antes, son muchos los que hacen información crítica, valiente y constructiva de estos problemas, es el caso del profesor de Harvard Doctor Jerry Avonr que opina: Los médicos no toman decisiones racionales (como suponemos) porque la industria farmacéutica los ha convertido en vendedores-consumidores de sus productos, profundizando mediante estrategias, en las debilidades cognitivas de la mente de los facultativos. El marketing farmacéutico activa los deseos, los miedos, las inseguridades e incertidumbres de los profesionales para convencerles de que adquieran sus productos, garantizándoles una mejora de la auto-imagen, de su seguridad o también soluciones rápidas y directas (a las enfermedades)”. En capitulo anterior ya se avisaba de los masters en marketing farmacéutico.
También el profesor y antropólogo   Kalman  Applbaum  afirma sobre lo anterior que: “Los laboratorios adaptan su publicidad a las incertidumbres y deseos de los médicos, recabando previamente información, buscando las ventas por encima de la salud de los pacientes…, mediante ensayos clínicos sesgados y publicidad, consiguen que los médicos crean que las enfermedades tienen soluciones sencillas seguras y rápidas, a la vez protegen su autoestima (la de médico) porque la solución propuesta mediante un fármaco tiene marchamo de científico”.
El editor de la revista científica British Medical Journal el doctor Richard  Smith  respondió a una entrevista en el diario El País (01-10-2002), donde le preguntaban en referencia a problemas  relacionados con las altas esferas de la información científico-técnica. Aseguraba que no tiene sentido abrumar a los médicos con una ingente cantidad de artículos científicos, la mayoría de escaso valor practico, pues lo que a ellos les interesa no es lo mismo que interesa a los científicos, además los laboratorios gastan mucho dinero en productos que aportan muy poco.  No debemos pensar, aseveraba Smith, que los médicos son científicos (se refería al sentido literal de la palabra).
A este tema, la periodista científica y filosofa Montserrat Álvarez desde el periódico ABC, subraya  que el gran problema de la comunicación científica en la cultura de masas, además de su complejidad y de la necesidad de síntesis es que, raramente se presenta de forma rigurosa  porque tal comunicación ignora los  límites  y el alcance del método científico, con lo cual promueve aceptación acrítica del corpus de la ciencia a modo de saber absoluto, o incluso legítimo, error éste, de razonamiento que, por particular paradoja, muchos creen una muestra de racionalidad.
En este punto tal vez se estén preguntando ¿qué hacen los reguladores? La F.D. A (EEUU) y la EMEA (Europa), son los organismos que aprueban los medicamentos para velar por nuestra seguridad. Tengo también malas noticias para esa cuestión. El profesor Joan R. Laporte, experto en fármaco-vigilancia y catedrático de farmacia, ha publicado en la revista Pharmaco-epidemiology and Drug Safety un balance sobre los últimos 50 años de fármaco-vigilancia en Europa que resumo en este párrafo: “La directiva de EMEA en 2010 NO HA establecido obligación de promover investigación observacional independiente o meta-análisis en colaboración con centros académicos. La legislación de este organismo está dos generaciones por detrás de la ciencia. El marco legislativo de fármaco-vigilancia se basa en informes espontáneos y en estudios inadecuados y a menudo opacos patrocinados por la industria, hecho este que otorga a las farmacéuticas un papel indebido. El actual sistema de fármaco-vigilancia es inadecuado para la salud pública (menos mal creo yo, que la EMEA no se han establecido en nuestro país, como pensaban hacerlo en la ciudad de Barcelona).
El British Medical Journal publicó un artículo donde se describían los desastrosos resultados de una normativa que ha confiado la fármaco-vigilancia a los más interesados en que ésta no funcione, los laboratorios. (¡CONFIARON EN LA ZORRA PARA GUARDAR EL GALLINERO, ES INCREIBLE!). Según esta publicación británica 125.000 médicos alemanes habían recibido dinero para participar en estudios post-comercialización destinados a detectar reacciones adversas de fármacos que ya estaban en el mercado. Los estudios tenían defectos metodológicos incapaces de detectar reacciones adversas, aunque por si acaso se detectaban, los profesionales firmaron una cláusula de confidencialidad que impedía la libre declaración de los resultados (a eso se le llama tenerlo todo bien atado).
Estimados lectores, somos conejillos de indias de muchos medicamentos y vacunas. Estos hechos no son casualidad ni fruto de la ineptitud de los reguladores, sino que es un proceso que se está gestando desde hace 20 años en las narices de los “eternos profesionales crédulos”, así lo estudiaron los sociólogos John Abrahán y la doctora Courtney Davis del Kings Collage de Londres. Publicaron que la gestión de riesgos post-comercialización actual es consecuencia de la reforma neoliberal iniciada en la década de los 90, como respuesta al cada vez más elevado número de medicamentos que estaban siendo retirados por problemas de seguridad.” La industria y los legisladores estaban preocupados por la pérdida de credibilidad que suponía la retirada de tantos fármacos aprobados.” Esta gestión de riesgos post-comercialización tiene como objetivo que ningún medicamento sea retirado aun cuando tenga riesgos graves para la salud pública y existan otros más seguros y baratos en el mercado. Explicaron que las alertas se pactan entre los fabricantes y los reguladores, además están infravaloradas y no llegan a todos los interesados con la debida celeridad. De esta manera, según el doctor Abrahán, la responsabilidad final se traslada a la agencia reguladora y la empresa la traslada a los “imprudentes” médicos que, a pesar de las alertas y advertencias, siguen utilizando los medicamentos sin las debidas precauciones. (¡ESTO ES EL COLMO DEL CINISMO TEATRALIZADO DE LAS ÉLITES!).
Contaré aquí como ejemplo, el caso del escándalo Depakine que está incendiando las redes estos días, lo haré de la mano del artículo publicado en Bulleti Groc (enero-marzo 2018), por su director el catedrático de farmacia Joan Ramón Laporte. Este medicamento recomendado para las crisis epilépticas se utiliza desde hace 40 años, pero más recientemente, también se utiliza como “modulador del humor” en los trastornos bipolares. Resulta que, se sabe desde hace unos 20 años que puede causar trastornos fetales graves, provocando daños posteriormente al nacimiento. Según ésta publicación no se han tomado medidas eficaces de control, con lo que mujeres en edad fértil (9.000 en España) están tomando el medicamento con el riesgo que eso supondría en caso de quedar embarazadas. En Francia, donde existe una asociación de víctimas del Depakine, fue aprobado por el Parlamento un sistema de compensación económica que recaería sobre el laboratorio fabricante, con fecha del año 2016. En este país se habla de un escándalo mayor que el de la talidomida, pues se estiman 5.385 víctimas y 1.250 abortos. (NO TENEMOS CIFRAS EN ESPAÑA).
Otra noticia aparecida en nuestra comunidad que genera controversia, salta a la red desde el Altiplano de Murcia. Otra vez “erre que erre “, las élites se llevan el gato al agua con el test de hemorragia oculta en las heces sin que los ciudadanos sepamos “de que va este teatro”. Tratamos este tema en anterior artículo, (“ciencia sin evidencia ciencia ficción”), de la mano del catedrático de cirugía Antoni  Sitches-Serra que se resume así: “Este cribado de cáncer  de colon, normalmente mediante test de sangre oculta en heces más colonoscopia en los casos positivos, puede disminuir levemente la mortalidad especifica por este tipo de cáncer pero NO AUMENTA LA SUPERVIVENCIA  GLOBAL  Y  HARA MAS DAÑO QUE BENEFICIO”. El profesor, que ha escrito una carta a la ministra enumerando problemas y soluciones de la sanidad española, ha defendido la necesidad de que pacientes y profesionales sean conscientes de los daños evitables que generará el cribado poblacional de cáncer de colon, sin contar con el gasto innecesario de medios humanos y materiales, (otro ejemplo, según mi opinión, de inversión ineficiente de tinte político-populista apoyado por élites profesionales). En nuestra región ,”muchos  son los llamados y pocos los elegidos”, pues en el bienio 2012-2013 se llamó para el test a 70.055 personas y acudieron solo 29.503, encontrando 3.965 casos de sangrado en heces con el resultado posterior de 3.403 colonoscopias que encontraron 43 CÁNCERES, (23 media/año). Por tanto solo algo más del 1% de las colonoscopias encuentran un cáncer, los otros 99 casos son personas sometidas innecesariamente a colonoscopias y otras exploraciones invasivas, con riesgos potencialmente graves como son las perforaciones o los riesgos anestésicos etc. De otro lado no quiere decir que los 23 casos anuales encontrados salven la vida gracias al test, puesto que la reducción especifica de muertes (estimada en estudios), por esta intervención es solo de un 1%. Nada que ver con la cifra de un 90% que he visto anunciar en los medios. (¡VENDEN LA MOTO, Y LO SABEN!). De los 15.449 fallecimientos de cáncer de colon en España durante un año, (si se aplica la estadística), el test de cribado podría hacer disminuir este número en 154 casos al año (un 1%), mientras que un número parecido de pacientes moriría por causa directa de las pruebas y del tratamiento utilizado (accidentes durante la colonoscopia, cirugía, quimioterapia u otros).
Es muy frecuente que las élites “ENCARGUEN A OTROS HACER TEATRO”, o lo hacen células autónomas. Los actores son facultativos que aparecen en los medios y en otros escenarios de multitudes. En nuestra ciudad se ha celebrado hace pocos días una de esas clásicas conferencias con mensaje crítico paternalista que esconde su verdadera intención: adoctrinar sin dejar espacio a la reflexión. Nos visitó para la ocasión una especie de “mesías de la capital” presuntamente educado e incentivado por la industria que fue presentado por un conocido facultativo de nuestra ciudad que realizaba las veces de “maestro de ceremonias”. Se trataba de alertar a un grupo de asistentes, “ciudadanos desarmados”, (por falta de información y argumentos), sobre los posibles riesgos que entraña la búsqueda de terapias alternativas complementarias para mejorar sus condiciones de salud. Éstas personas suelen monopolizar la verdad, (LA POSTVERDAD), y dicen ser portadores del conocimiento absoluto amparados en sus patentes bio-médicas que aportan un riguroso caché científico. Representan las únicas tecnologías serias capaces de cuidar y tratar a los enfermos. ¡Que cierto es aquello de que “doctores tiene la iglesia”! Hacen de inquisidores, pues los que no comulgamos con sus ideas somos, simplemente, ignorantes. Les hacen el juego a la industria que les educa en la CREDULIDAD y ponen cabilderos en todos los organismos donde “se parte el bacalao”, (mediante el conocido sistema de puertas giratorias). Según Iván Illich, reducen al paciente a un mero espectador de su enfermedad y voyeur de su terapia. El doctor Novoaobserva que, el mensaje que el Observatorio Medico Colegial trasmite seria parecido a esto: “Quiero que busques caminos distintos a los biomédicos tecno-científicos para mejorar tu salud, pero perseguiré a cualquier terapeuta no tecno-científico y demonizaré cualquier intento no tecno-científico por tu parte de conseguir mejor salud”.
El doctor Ian Chalmers de la U.K COCHRANE CENTER, (quizás el más serio organismo internacional independiente dedicado al meta-análisis biomédico), publicó que es común entre los divulgadores atacar la homeopatía, el naturismo etcétera, pero según el autor, el doble rasero es frecuente entre quienes critican la medicina complementaria: son mucho más diligentes para declarar ilegal la medicina complementaria no evaluada que las practicas medicas ortodoxas no evaluadas. A esto la filósofa y periodista científica de ABC Montserrat Álvarez, lo llama “FALSO ESCEPTICISMO”, pues se trata de supuestos escépticos que IGNORAN fraudes y daños probados si son parte de lo “aceptado como ciencia oficial” y ataca exclusivamente a lo que no lo es. Esto es conveniente, dice la doctora, para los intereses de las corporaciones privadas, pero no tiene nada de escéptico ni científico. También el doctor Antonio Pardo de la Universidad de Navarra en sus apuntes de DEONTOLOGÍA BIOLÓGICA, califica este asunto de cientifismo o cientificismo, pues no acepta otro procedimiento de aproximación a la realidad que no sea analítico de hipótesis y comprobación.
¿Pero, por qué no se habla de los problemas reales, y en su lugar se traslada la atención de la opinión pública a cosas que no representan un problema? …, pues no vemos daño alguno en lo complementario si no hay fraude ni engaño de por medio, claro está. Generalmente los verdaderos problemas o los fracasos no son fáciles de encajar o de tratar y, además,” cuanto menos se sepa mejor”. Pondré algunos datos sobre la mesa para la reflexión: Según términos oficiales publicados, entre 2009 y 2013 se han ido paulatinamente incrementando el número de fármacos oncológicos NO INNOVADORES, el 59% eran los llamados me-toos, es decir, variaciones de los ya existentes, pero de laboratorios competidores. Estos fármacos muy caros solo demostraron alargar la vida de los pacientes en DOS O TRES MESES, (AÚN ASÍ SE APROBARON). Los expertos han estudiado que un buen tratamiento “de soporte”, para pacientes con corta expectativa de vida, es la mejor opción, ya que los nuevos medicamentos no mejoraron la expectativa de vida ni la calidad de vida en comparación con tratamiento de soporte (Esta revisión fue publicada en la revista B.M.J.). SEGÚN RECOGE DICHA REVISTA, LA QUIMIOTERAPIA PALIATIVA, NO MEJORA LA EXPECTATIVA DE VIDA NI SU CALIDAD CUANDO LOS PACIENTES ESTÁN EN LA ETAPA FINAL DE LA ENFERMEDAD. El 40% de los pacientes tratados han recibido quimioterapia con intención solo paliativa en los últimos meses de vida. Por tanto, en España, 45.000 pacientes cada año están en riesgo de sufrir consecuencias directas de una TECNOLOGÍA CONTRAPRODUCENTE al final de su enfermedad. MIL MILLONES DE EUROS, según datos recogidos en la revista NO-GRACIAS 01/ 02 /18/, se podrían estar gastando innecesariamente cada año por malas decisiones en los tratamientos. MIENTRAS TANTO TENEMOS 50.000 PACIENTES CADA AÑO QUE NO RECIBEN LOS CUIDADOS PALIATIVOS NECESARIOS AL FINAL DE SU VIDA POR FALTA DE INVERSIÓN Y FINANCIACIÓN. EN RESUMEN, LA QUIMIOTERAPIA EN CASOS PALIATIVOS PODRÍA ESTAR CAUSANDO DAÑO AL 10% DE LAS PERSONAS QUE MUEREN EN ESPAÑA CADA AÑO, por acción directa (iatrogenia clínica) o indirecta (iatrogénesis cultural y social, pues se obvia educar en el conocimiento sobre el uso adecuado de estas terapias). Esta contra-productividad severa, asegura la publicación, va contra los fines de la medicina: Procurar una muerte digna y en paz. Con motivo de la tesis doctoral del oncólogo gallego Barón Duarte, el doctor expresó ideas muy claras al respecto de este tema:” El rechazo a la tecnología requiere tanta destreza y buen juicio como su empleo, el buen oncólogo es el que sabe cuándo no hay que poner quimioterapia…aquí solo se valora la quimioterapia, cuando gastas quince minutos en hablar con un paciente, ya te llaman la atención… ¡no utilices quimio cuando esté indicado el tiempo y las palabras!”.
Para terminar, daré algunas cifras para concienciar: 91.000 millones de dólares se gastaron en tratamientos del cáncer al año en el mundo. En 2014 no se aprobó ningún medicamento antineoplásico que costase menos de 100.000 dólares ciclo completo/paciente. En 2015 se aprobaron ocho medicamentos que costaron más de 120.000 dólares tratamiento completo/paciente, estos fármacos solo tenían “UNA IMPORTANCIA MARGINAL” según los expertos. ¡En 2007 se llegó a aprobar un medicamento que demostraba un aumento de supervivencia en 10 días! El doctor Travis Christofferson, (además de una creciente cantidad de expertos), dice que con estas cifras de gasto farmacéutico ineficiente se pone en banca rota el sistema de atención médica, (en Reino Unido ya se llamó la atención al agotarse los fondos destinados a este tipo de medicamentos oncológicos marginales).
Hay tratamientos no patentables que aumentan muy considerablemente la supervivencia de los enfermos. Estos programas integran” terapias físicas, metabólicas” y fitoquímicos en desarrollo que están pendientes de generalizarse, a pesar de no tener efectos adversos ni coste farmacológico añadido. Algunos ejemplos de sus más destacados investigadores activos son: Los doctores Thomas Seyfried, Dominic D´Agostino (en los E.E.U.U.), Ernesto Prieto Gratacós  (en Argentina) y Abdul Kadir Slocum en Turquía. Seyfried  participará  como colaborador en el trabajo de Slocum (cualquier interesado facultativo  o no, puede contactar con el Centro de Oncología ChemoThermia de  Turquía,  pues los resultados de esta colaboración se  hacen públicos  para que se implanten con rapidez ,no hay patentes ni beneficio de por medio). Como los lectores pueden ver, los médicos turcos saben hacer más cosas además de los trasplantes de cabello (técnica, esta última, que ya han probado allí un buen número de varones de nuestra región).
Existen muchas alternativas realistas en marcha y mucho conocimiento en espera que valientes médicos jóvenes lo utilicen en beneficio de los pacientes. Pero que se dejen de “promesas incumplidas “, no más comparecencias públicas” teatrales” para señalar en el calendario la fecha donde se dará fin al temido cáncer. Recuerden lo que decía el doctor Richard Smith de la revista B.M.J.:” Los médicos no son científicos, Se equivocan al no explicar a los pacientes la complejidad e incertidumbre de la medicina moderna… A los pacientes les impresiona lo que la ciencia puede hacer y a los médicos lo que no puede hacer.”
¡No se deje influir por cientifistas que “ven la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio!”. Lo que no está demostrado en términos analíticos no tiene porqué no ser verdad. “La verdad de hoy es una mentira muchas veces repetida o no refutada”.
Juan Carlos Fernández Salamanca