miércoles, 26 de mayo de 2021

El Abogado de la sal


Tener salero o ser salado significa en sentido figurado ser simpático, caer en gracia a las personas, tener ese encanto especial que a todos nos gusta, mientras que ser soso, o un huevo sin sal, es todo lo contrario. Entonces ¿por qué recelamos de la sal hasta el punto de renunciar a uno de los placeres de la vida?

Según la NASA, la energía eléctrica producida de forma natural en el fondo del mar pudo haber dado origen a la vida en la TIerra hace 4000 millones de años. Los científicos afirman que el calor, LA SAL y la alcalinidad ayudaron a estimular a las PROTOCÉLULAS en las profundidades de los océanos. Si esto es así, ¿por qué tendría que ser mala la sal?, quizás se debería cruzar más la información entre las distintas disciplinas de la ciencia.




El doctor DiNicolantonio  publicó recientemente un libro donde destacó datos al respecto del consumo de sal en la población  durante el  pasado siglo, los datos recabados  constataron  que  se consumían mucha más sal que ahora, buena parte para conservar los alimentos, sin que por ello se  engrosaran las cifras de enfermedades cardiovasculares o hipertensión. Como consecuencia de la llegada de las neveras decayó mucho la necesidad de la sal pero a pesar de ello no hubo beneficios para la salud.

Antes de “ponerme la toga” para hacer de abogado de la sal (ya que vivimos en tierra de salinas) y defender nuestro derecho a condimentar nuestros platos al punto de sal, es necesario entender que hay  relación  observada  entre la TENSIÓN ARTERIAL ELEVADA, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo II, el síndrome metabólico, la gota, la obesidad e incluso el cáncer. Hay un factor común que subyace en todas estas condiciones de salud, LA RESISTENCIA A LA INSULINA, esta se genera principalmente por  exceso de consumo de AZÚCAR añadido a los alimentos y bebidas junto al CEREAL DE TRIGO en todas sus elaboraciones,  para cerrar el  círculo  de toxicidad  se advierte además un elevado uso de  ACEITES VEGETALES y la MARGARINA igualmente perjudiciales en el mismo sentido (además de otras fuentes de grasas trans). Por desgracia pocas personas saben que la tensión arterial sube por una combinación de factores desencadenantes como son LA RESISTENCIA A LA INSULINA (que provoca valores altos de insulina que irrita las arterias), en segundo lugar concurre el bloqueo parcial del óxido nítrico (molécula necesaria para la dilatación vascular) por exceso de ÁCIDO ÚRICO resultante del metabolismo de la FRUCTOSA (el azúcar contiene un 50% de fructosa y un 50% de glucosa) y por último una deficiencia de ciertos micronutrientes y minerales como el MAGNESIO. Todo esto  puede pasar por alto tanto a facultativos como a los ciudadanos que hacemos la compra  a diario, porque “LOS INTERESES” se encargan de dirigir la atención hacia otras cosas, como la sal,  para  apartar las miradas de lo que ya es obvio.

El 72% del sodio que consumimos procede de alimentos y bebidas manufacturadas y solo el 8% de los alimentos naturales. Los expertos consultados aseguran que consumir menos de 5.6 gramos de sal al día o más de 12.5 gramos es perjudicial para la salud. Las encuestas alimentarias en nuestro país señalan que nuestro consumo promedio por habitante y día es de 9.8 gramos, por lo que no parece que sea razonable que se aconseje bajar el consumo de sal para mejorar la Salud Pública máxime cuando se sabe que sólo el 8% de la población experimentará un aumento o disminución de la tensión arterial cuando se AUMENTA O SE DISMINUYE el consumo de sal.  La sensibilidad a la sal puede aumentar con la edad pero se puede neutralizar con un aporte adecuado de POTASIO, es mejor evitar el déficit de potasio que reducir el sodio (una buena dieta mediterránea es alta en potasio). Con una dieta muy estricta baja en sodio las personas sensibles que ya padecen hipertensión podrían reducir sus cifras (de manera insustancial) pero es un objetivo difícil de conseguir. Si recargamos mucho de sal a las personas, más de 12.5 gramos día, el 20% no lo soportará, pero está igualmente probado que otro 20% EXPERIMENTARÁ UNA SUBIDA DE TENSION ARTERIAL SI LE DAMOS MENOS DE 7.5 GRAMOS DIA DE SAL. Se estima que solo ente el 30% y el 50% de los hipertensos (posiblemente los que tienen la renina baja) son sensibles a la sal pero si no eres hipertenso la sal tampoco te hará subir la tensión arterial. En estudios CONTROLADOS (los más fiables) publicados en PubMed puede verse que la reducción de la sal no afecta  a la MORTALIDAD  GENERAL ni a la incidencia de enfermedades del corazón y que, al contrario, AUMENTA LA MORTALIDAD GENERAL EN PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDÍACA (que tanto abunda en nuestros mayores). La doctora Sally Fallon Moral (presidenta de Weston A. Price Fundation) señaló que en 1991 ya se publicó a cerca de la necesidad mínima de sal fijándola en 7.5 gramos día (3g de sodio) “con menos de esta cantidad se desencadena una cascada de hormonas para recuperar sodio de flujo de desechos que hacen vulnerables a las personas con enfermedad cardíaca o problemas renales, esto es bioquímica probada”, aseveró la doctora.

Con estos datos en la mano ya sabe lo que debe hacer al respecto, ya que la OMS ha fijado una recomendación errónea de solo 5 gramos diarios de sal para la población general. Esto nos lleva de nuevo a la dieta mediterránea que es naturalmente rica en potasio y suficiente sal.



En España hay un 43% de hipertensos y un 31% de personas con síndrome metabólico, con estas cifras los expertos han criticado mucho que se ponga la sal en el punto de mira y se pierda la atención de la resistencia a la insulina y la falta de potasio en las dietas, con una insulina más baja el riñón eliminaría bien el sodio y el agua, mientras que un buen aporte de potasio compensaría cualquier efecto alcista del sodio (el café también provoca excreción de sodio por la orina).



REPASANDO LA EVIDENCIA:

El doctor DiNicolantonio en su libro The Salt Fix explica que se ha probado mediante curva de glucemia que la reducción de sal puede provocar RESISTENCIA A LA INSULINA (pésima noticia para la Salud Pública general y en particular para diabéticos  y personas que padecen síndrome metabólico). Aunque descendiera algo la tensión arterial, por la reducción de sal, disminuiría la proporción entre colesterol total y colesterol bueno, aumentarían los triglicéridos y todo ello llevaría a un incremento en el riesgo cardiovascular (¡menuda paradoja!). La dieta baja en sodio afecta negativamente a la SALUD ÓSEA ya que el cuerpo extrae el sodio que le falta del hueso y con ello comienza una reacción en cadena que acabará en perdida de MAGNESIO Y CALCIO (MUY MALO para la población mayor que está  tratándose de osteoporosis y que en añadidura toma diuréticos). El doctor e investigador sigue explicando que el mito que identificó y perpetuó  la sal como causa de hipertensión se basó en el estudio DASH-SODIO publicado en NEJM 1997. En este estudio convergen varios factores de riesgo (no solo la sal) que pueden identificarse en la conclusión del trabajo: “una dieta baja en sal, rica en fruta y vegetales con productos lácteos bajos en grasa y una menor cantidad de grasas saturadas y grasas totales, PODRÍA, reducir sustancialmente la presión sanguínea”. A este  y otros estudios el periodista y divulgador científico más popular de los EEUU Gary Taubes respondió: “La controversia de los beneficios de consumir poca sal, si los hay, constituye una de las disputas más extensas, vitriólicas y surrealistas de toda la ciencia médica, los investigadores que creen que han detectado tales beneficios fueron engañados por influencia confusa de otras variables, la tensión arterial ha disminuido tanto en los participantes de estudios donde se consumía poco AZÚCAR como en el estudio de referencia  DAS-SODIO, PERO ESTO HA SIDO IGNORADO CONVENIENTEMENTE, termina Taubes”. Los críticos aducen que desde que el Departamento de Agricultura y el Instituto Nacional de la Salud de los EEUU apoyaron la teoría de la sal como factor causante de hipertensión, se la trató como enemigo público, y de esta manera se daba la impresión de que se estaba haciendo algo por disminuir  la  cifra de hipertensos en el país. Paralelamente un estudio publicado en la revista Hipertensión por la Asociación Médica Americana encontró que BAJOS NIVELES DE SODIO EN LA ORINA ESTABAN RELACIONADOS CON MAYOR RIESGO CARDÍACO (esto valdría la pena controlarlo mediante test analíticos de rutina).

En los últimos 30 años los más destacados estudios no han conseguido relacionar la sal con la presión arterial elevada, a continuación trasladaré las conclusiones de cada uno de ellos.

- J.Chronic Dis 1987 .Concluyó que “tras una alimentación ALTA EN SAL el número de personas que experimentaron elevaciones de la T.A fue prácticamente EL MISMO que el que registró BAJADAS de la T.A, un buen numero permaneció igual”.

-NHANES 1 (publicado en LANCET 1998):”Estos estudios NO respaldan las recomendaciones de una disminución de rutina en el consumo de sodio”.

-NHANS 2 (publicado en AJM 2006):”Los tipos de alimentación BAJOS EN SODIO produjeron tasas de MORTALIDAD MÁS ELEVADAS EN PERSONAS CON ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR”.

-ROTTERDAM (publicado en Europe  Journal Epidemiology 2007):”A partir de este y otros estudios NO se ha podido establecer el efecto de la sal alimentaria en los parámetros clínicos cardiovasculares ni en la mortalidad general dentro del rango de consumo que se observa comúnmente en los países occidentales”.

ROTTERDAN (publicado en JBMR 2011)”La hiponatremia leve (sodio bajo) en adultos mayores  está relacionada con MAYOR RIESGO DE FRACTURAS VERTEBRALES Y NO VERTEBRALES “.

 

-COCHRANE (revisión 2003):”Hay poca evidencia de los beneficios a largo plazo de CONSUMIR POCA SAL”.

-COCHRANE 2004 “Se detecta una reducción de un 3.5% en los hipertensos y un 1% en los  normotensos  cuando reducen la sal. Las intervenciones en Atención Primaria PRODUCEN REDUCCIONES MÍNIMAS A LARGO PLAZO”.

-COHRANE 2011 “Reducir la cantidad de sal NO proporciona beneficios claros en términos de probabilidad de mortalidad o experimentar una enfermedad cardiovascular, en realidad AUMENTAN los riesgos cardiovasculares pues aumentan los triglicéridos y se reduce  la proporción entre colesterol total y colesterol bueno”

-CLIN SCI.LONDRES 2008. ”Los tipos de alimentación bajos en sodio producen los PEORES RESULTADOS CLÍNICOS en personas con insuficiencia cardíaca congestiva debido a que se ocasionan efectos renales y neuronales perjudiciales”.

-JAMA 2011 “Una menor  excreción  de sodio en orina estuvo relacionada con una MAYOR MORTALIDAD por enfermedad cardiovascular.

-JAMA “NO SE DEBE CONSUMIR MENOS DE 7.5 gramos de sal porque AUMENTA EL RIESGO DE MORIR sobre todo en DIABÉTICOS, la resistencia a la insulina aumenta en tan solo 7 días.

 

EN RESUMEN CON NÚMEROS CLAROS.

El doctor Rami Doukky  de Chicago (especialista cardiovascular y profesor de la Universidad de Rush) publicó en diciembre de 2015 en la revista del colegio americano de cardiología Heart  Failure que el riesgo de INSUFICIENCIA CARDÍACA aumentaba un 42% EN LAS PERSONAS QUE RESTRINGÍAN LA SAL frente al 26% que no lo hacían, la probabilidad de morir fue de un 85% mayor en los que RESTRINGÍAN LA SAL, así como también aumentó la posibilidad de estos de ser ingresados por enfermedades cardíacas.

El doctor Sean Lucan de Nueva York (investigador financiado de la Universidad Albert Einstein de Medicina) escribió en un artículo para la Journal of Public Health año 2012 que “no podemos extrapolar que disminuir el sodio podría disminuir el riesgo cardiovascular o de muerte prematura, a pesar de que hay afirmaciones en sentido contrario, no sabemos si reducir el consumo de sal en la población disminuiría el riesgo de estas enfermedades o si salvaría vidas. La relación entre el sodio y la tensión arterial es INCONSISTENTE Y DESDE EL PUNTO DE VISTA CLÍNICO ES INSUSTANCIAL, llevar una dieta baja en sal podría empeorar la incidencia de enfermedades cardiovasculares, y en vez de reducir, aumentar el riesgo de muerte prematura en pacientes de elevado riesgo de enfermedad cardíaca, además, al reducir el consumo de sal podría disminuir la sensibilidad a la insulina y tener un efecto adverso sobre los lípidos en sangre (colesterol bueno y triglicéridos).

A pesar de todo, en los folletos destinados a la intervención dietética de sanos y enfermos sigo leyendo  la recomendación de reducir la sal y que “se podrían evitar 1.700.000 muertes al año en el mundo si se redujera el consumo de sal (como prevenir las muertes de la actual pandemia).”

De otro lado 29 ensayos analizados demostraron consistentemente que los bajos niveles de POTASIO ocasionaron lecturas de tensión arterial sistólicas más altas tanto en PERSONAS MAYORES COMO EN LOS QUE CONSUMÍAN MUCHA SAL (doctor Paul Nelton profesor epidemiólogo en la Universidad  de Taulane Nueva Orleans).

Para terminar el popular doctor Andrew Mente (autor principal del famoso estudio PURE) asegura que “reducir el consumo de sodio DESDE UNA CANTIDAD ALTA A MODERADA  reduce el riesgo de hipertensión pero NO HAY BENEFICIO PARA LA SALUD MÁS ALLÁ  DE ESO, aumentar la ingesta de sal desde una CANTIDAD BAJA A MODERADA, PUEDE AYUDAR TAMBIÉN, por tanto  en este promedio (de 7,5g a 12,5g) es donde  encontramos el mayor beneficio. Es lo que se espera de un nutriente esencial, que en una cantidad elevada sea tóxico y en un nivel bajo cause deficiencia, el nivel óptimo se encuentra en el punto medio”.

Nuestro país está  bien posicionado en el  consumo de sal según las encuestas de alimentación (9,6 g habitante y día), si alguna vez ha dudado en  coger  el salero  cuando le ponen delante un huevo frito o una ensalada, es el momento de disipar sus temores a ciencia cierta. No olvide consumir alimentos ricos en potasio pues compensara la tendencia alcista de la tensión arterial debido al envejecimiento.


David Sakett 1934-2015
Cofundador de la Medicina basada en la Evidencia
Acabo con una frase del cofundador de la Medicina Basada en la  Evidencia, el doctor David Sakett cuando se refería a las intervenciones preventivas en Salud Publica: “La agresiva asertividad con que vamos tras un paciente sano, solo puede justificarse si la intervención está BASADA EN EL MÁS ALTO GRADO DE EVIDENCIA QUE GARANTICE MÁS BENEFICIO QUE DAÑO”. 


Parece que este no es el caso de máximo grado de evidencia en la intervención dietética de la población sana ni tampoco de los enfermos. Esta situación se repite una y otra vez tanto en el campo dietético como en el farmacológico es por eso que el profesor y meta-analista John Ioannidis comprobó los bajos estándares de calidad de los estudios, incluidos los de más alto nivel, que se habían publicado en las más prestigiosas revistas, dijo:” Con estos datos llenos de errores y falsedades o exageraciones, los médicos no pueden tomar las mejores decisiones para cuidar a sus enfermos (publicado en PLOS Medicine 2005).

Ahora que  está a punto de finalizar el estudio Predimet  Plus  se demostrará que  la dieta mediterránea es una  “selección ganadora” que disminuye  el riesgo de la mayoría de las enfermedades metabólicas más prevalentes y por supuesto que tiene todos los requisitos para GARANTIZAR  MAYOR LONGEVIDAD. Sería la MAYOR ACCIÓN EN SALUD PÚBLICA relanzarla y reinventarla, pues  a medida que nos alejamos de este patrón alimentario estamos perdiendo el rumbo y la batalla de las medidas preventivas.


Juan Carlos Fernández Salamanca

                     

 

lunes, 10 de mayo de 2021

EL GRAN AUSENTE

Por muchas veces que lo digan en televisión, NO ES VERDAD que sea
"el colesterol el causante del 60% de las enfermedades del corazón", es evidente que se trata de un reclamo de los anunciantes para vender sus productos, que por cierto sí han demostrado que son verdaderamente ineficaces para prevenir dichas enfermedades. Se ha estudiado y confirmado sin lugar a dudas que el colesterol de los alimentos que comemos no influye significativamente en la cifra resultante de colesterol sanguíneo, por tanto impedir la absorción del colesterol que hay los alimentos o limitar el consumo de aquellos que lo contengan ("la dieta baja en colesterol") es ineficaz y contraproducente. Un buen ejemplo de ello es el huevo que sube la fracción del colesterol llamado "bueno", o el caso del queso curado que nos sorprende cada vez más con sus excelentes propiedades, modernamente se ha estudiado su poder antitumoral y protector de las funciones cognitivas (menudo medicamentazo es el queso manchego!).
En 2015 el Comité Asesor de Pautas Alimentarias en los EE UU concluyó que el colesterol de los alimentos "NO ES UN NUTRIENTE QUE DEBA PREOCUPARNOS".

Muchos médicos expertos en medicina de familia ya están convencidos de que el colesterol NO DEBE ANALIZARSE de rutina en personas sanas.
A ciencia cierta la deficiencia de MAGNESIO en la dieta y no la presencia de colesterol es lo primero que hay que corregir, pues es uno de los problemas primordiales que están detrás del continuo crecimiento de las enfermedades cardiovasculares. La doctora Andrea Rosanoff (directora del Centro de Educación Sobre el Magnesio)afirma que desde 1957 ya estaba bastante claro que la deficiencia de magnesio era la causa más frecuente y convincente de aterogénesis y calcificación de tejidos blandos (la escasez de magnesio propicia el acumulo de calcio en las células y espasmos arteriales). Tomando como ejemplo la población americana, sabemos que un 50% de ésta sociedad obtienen menos de la cantidad recomendada de este mineral, algunos grupos no llegan ni a la mitad de esta recomendación, el 30% de los estadounidenses padece un déficit subclínico de magnesio, lo mismo que el resto de las sociedades industrializadas (como la europea). Es muy difícil diagnosticar la deficiencia de magnesio pues los niveles se mantienen estables en sangre aún cuando exista un déficit general. Según un estudio publicado en European Journal of Clínicas Nutrition, el déficit de magnesio está relacionado con INFLAMACIÓN CRÓNICA, se demostró que había relación inversa entre los niveles de magnesio y el marcador de inflamación Proteína C Reactiva(PCR), según los investigadores este mineral tiene poder inhibitorio de la inflamación. Aunque se conocen 60 factores que propician deficiencia de magnesio, las personas que más la van a padecer son los que abusan del alcohol, del azúcar o de las proteínas. También hay medicamentos como los antiácidos, los diuréticos o los suplementos de calcio que crean bajadas de magnesio. Por último las personas que padecen enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, o escasez de vitamina D tienen mucha probabilidad de padecer también deficiencia de magnesio (además, sin magnesio no se activa la vitamina D y por ello baja la absorción de calcio propiciando osteoporosis y calcificación de tejidos por falta de vitamina D activa). Las dietas pobres en sal aumentan el riesgo de deficiencia de CALCIO y MAGNESIO con todas sus consecuencias: hipertensión, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia cardíaca e insuficiencia renal. Estas condiciones de salud las relacionamos erróneamente con el consumo de sal, pero la pobreza de sodio en la dieta hace que el cuerpo tome sodio de los huesos al tiempo que calcio y magnesio (con la subsiguiente deficiencia de este último, un mecanismo demostrado que lleva a la osteoporosis por falta de sodio). Para empeorar las cosas, tomar poca sal obliga al cuerpo a eliminar más magnesio en el sudor y en la orina para conservar el poco sodio que tiene. El científico estadounidense James Dinicolantonio desde su sensacional libro El Reto de la Longevidad advierte que los fenómenos antedichos constituyen una triple amenaza de deficiencia para el magnesio. El doctor nos enseña a pensar en el SODIO como un controlador del MAGNESIO, CALCIO y POTASIO. Contrariamente a lo que se creía, una dieta pobre en SAL puede elevar la tensión arterial por inducción al déficit de magnesio y también de calcio y potasio (provadamente esta pobreza de sodio aumenta la resistencia a la insulina que conduce a la hipertensión y a la diabetes). Recordemos que cientos de reacciones químicas y la formación de las proteínas necesitan de la mediación del magnesio.

El mineral tiene las habilidades intrínsecamente naturales que los fármacos pretenden emular pero sin los efectos secundarios que se atribuyen a estos, por ejemplo, se ha constatado que el magnesio tiene poder antitrombótico, antiarrítmico y un muy importante papel en el control del metabolismo de la glucosa, por esta circunstancia los bajos niveles de magnesio se asocian con mayor riesgo de padecer diabetes, síndrome metabólico, obesidad, enfermedades cardiovasculares y renales (insuficiencia renal o cálculos de calcio). Se postula el magnesio como un poderoso oponente a los efectos nocivos del estrés ya que tiene la facultad de relajar los vasos sanguíneos y la musculatura bronquial, por todo ello el magnesio se convierte en un nutraceútico todo terreno! (conveniente pues para reducir tensión arterial, jaquecas, dolores menstruales, artritis, fibromialgias o alergias respiratorias).

 

La unidad de medicina interna de la universidad de Palermo emitió una comunicación en octubre del 2013 donde decía que "el Mg es clave en la regulación del efecto de la insulina y en la captación celular de glucosa...en sujetos sanos está demostrado que a menor concentración de Mg intracelular mayor tensión arterial y respuesta a una carga de glucosa...el Mg intracelular en personas sanas, hipertensas y diabéticas, es inversamente proporcional a la glucemia en ayunas, a la tensión arterial y a la hemoglobina glicosilada...la SUPLEMENTACIÓN con magnesio es es un factor protector para la diabetes tipo dos y el síndrome metabólico".
Otra comunicación que recojo también al azar es la que se produjo en el año 2000 por parte de la universidad de farmacia de Granada (España), en ella se hace un exhaustivo repaso muy referenciado sobre las repercusiones en la salud de la falta de magnesio, para no repetir señalaré solo un par de detalles: "el déficit de magnesio libera histamina secundariamente...conduce a una hiperexcitabilidad neuromuscular en el sistema voluntario y autonómico, además de trastornos de la conducta".
El Señor Magnesio cuenta entre sus cualidades la de ser el perfecto protector cardio-respiratorio, todos los ENFERMOS de CORAZÓN necesitan magnesio, y usted?. Impulsar el papel preventivo de este mineral en Salud Pública y en la atención integral de los pacientes es algo que aún está por llegar, entretanto este "gran ausente" ocupará silenciosamente los libros y desgraciadamente seguirá escaseando en los platos y en los botiquines de los ciudadanos. Sin duda nos interesa cambiar esta situación y generalizar una SUPLEMENTACIÓN adecuada del mineral tanto a sanos como a enfermos.


Juan Carlos Fernández Salamanca


               

¡PAREMOS EL ACOSO A LA GRASA SATURADA!

Es raro el día que no vemos en TV que algún anunciante de manufacturados se desvincule de las GRASAS SATURADAS en sus etiquetados dando la apariencia de mejorar su producto cuando en realidad lo ha estropeado añadiendo ingredientes verdaderamente nocivos como el azúcar y los edulcorantes. El resultado es algo menos nutritivo pero políticamente correcto. El acoso a la grasa las hace antipáticas ante los consumidores que no se percatan, por ejemplo, que el 50% de la grasa que mamaron de sus madres es grasa saturada, por algo estaría ahí, no? A quien quiera saber de dónde vienen estos lodos, es decir la historia que inició el odio a las grasas saturadas puede conocerla en el artículo: La dieta cardiosaludable ha fallado también al Presidente de la Asociación Americana del Corazón. Afortunadamente las evidencias van haciendo cambiar a muchos profesionales de la salud, pues como dijo el afamadísimo doctor Ioannidis: "la ciencia no está escrita en piedra", no debe ser algo inamovible. Hablar de cómo nos afectan los alimentos y cuáles son los malos o los buenos genera interés y mueve intereses, es por eso que campan a sus anchas una legión de periodistas de la ciencia, investigadores, nutricionistas y profesionales de la salud que hacen de gurús en las redes sociales regalándonos con sus sabios consejos a la par que algunos ofrecen sus servicios, estos llenan espacios amplios de opinión para educar a lectores u oyentes. No crea todo a pies juntillas pues cuando se analizaron rigurosamente ciertos dogmas se encontró POCA CIENCIA.

 

Pondré el ejemplo de un estudio publicado en BMJ en 2015 que NO se encontró relación entre el consumo elevado de grasa saturada y las enfermedades cardíacas, mientras que sí lo hizo el consumo de GRASAS TRANS y la muerte por enfermedades cardíacas.

En 2014 una meta-análisis dirigida por la Universidad de Cambridge y publicada en Annals of Internacional Medicine, contemplaba 72 estudios y 600.000 personas en 18 países, encontró que las personas que consumían más grasa saturada no presentaban más enfermedades cardíacas que las que consumían menos. La doctora Jeremy Pearson directora médico asociado de la Fundación Británica del corazón aseveró a la vista de estos hallazgos que " no hay suficientes pruebas para decir que una dieta rica en grasas poliinsaturadas y baja en grasas saturadas reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares".

En agosto de 2020 fue publicado en español una revisión que partía de la revista del Colegio Americano de Cardiología sobre los efectos de las grasas saturadas en la salud. Un meta-análisis sobre 400.000 personas incluidas en 126 trabajos publicados donde participaron el doctor Arne Austrup de la Universidad de Copenhague, Ronald Krauss, Jeff Volek y Android Mente en tres otros. 

                                                                                        



La conclusión, que debiera cambiar las pautas alimentarias, establece que "los lácteos con su contenido intacto de grasa, la carne sin procesar, los huevos y el chocolate negro, son alimentos ricos en ácidos grasos saturados con una matriz compleja que no está asociada a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. La totalidad de la evidencia disponible NO RESPALDA MÁS limitar la ingesta de dichos alimentos".

A facultativos y divulgadores les gusta hacer referencia a estudios que muestran que la reducción de grasa saturada reduce el colesterol malo(LDL), sinembargo en ello hay confusión pues los términos LDL y HDL(malo y bueno) se refiere a LIPOPROTEÍNAS que transportan el colesterol en la sangre, de otro modo no podría discurrir por ella ya que el colesterol es graso y la sangre un medio acuoso, se quedaría flotando como gotas de grasa en la sopa. El LDL lleva el colesterol a las células y el HDL lo trae de vuelta al hígado para reciclarlo y poder emplearlo de nuevo, no hay malos ni buenos. Cuando el colesterol HDL es alto está relacionado con menor riesgo cardiovascular, por tanto la cifra de colesterol total es inútil para predecir riesgo, puede tener una cifra alta en total pero un colesterol HDL alto con lo que probablemente indique MENOS riesgo y no mayor. Por otra parte hay dos tipos de partículas de LDL (colest.malo), unas son grandes y esponjosas, limpian las arterias y no deben considerarse de riesgo, mientras que las otras son pequeñas, se incrustan en los vasos sanguíneos y son estas las que aumentan el riesgo. Consumir grasas saturadas puede transformar las pequeñas partículas de LDL en otras grandes beneficiosas, mientras que el AZÚCAR Y EL TRIGO hacen aumentar las pequeñas partículas dañinas. Las personas con cifras altas de esas partículas pequeñas de colesterol tienen TRES veces más riesgo cardiovascular que las personas con alta proporción de partículas grandes de colesterol LDL. Solo con un lipoperfil LMR podría conocer cuál es su caso pero no tenemos disponible esta tecnología a escala general. Se debe subrayar que su cifra de LDL es un cálculo matemático de ciertas variables (LDL "calculado") en la práctica es una aproximación a su cifra.

 

Un aporte de vitamina C diario (digamos 1 gramo) podría controlar la proliferación de cierto tipo de lipoproteínas (a) (de adhesivas) contenidas en el LDL, encargadas de pegar colesterol a las arterias, puesto que este colesterol adherido se va a oxidar, la vitamina C es también una adecuada solución antioxidante. No crea en absoluto que el colesterol y las lipoproteínas adhesivas se asocian para complicarnos la vida, más bien podrían salvarnos de una hemorragia que sí podría costarnos la vida, el trabajo que hace ahí el colesterol es taponar y reforzar los espacios arteriales en riesgo de rotura (como un parche de urgencia), curiosamente este fenómeno de adherencia NO ocurre en las venas, no hace falta porque tienen tan poca presión que no hay riesgo de que explosión. Cuando hay una demanda grande de lipoproteínas adhesivas es porque la pared arterial es inestable y está en riesgo su integridad, la solución no es impedir al hígado que fabrique colesterol sino tratar de restaurar los tejidos debilitados con las moléculas implicadas en el proceso de mantenimiento. El equipo de investigación de doctor alemán Matthias Rath junto a su mentor el doble premio Nobel Linus Pauling publicaron en 1990 un estudio con esto último en la revista médica The Proceeding of The Matinal Academy of Sciences, esta investigación concluyó que la vitamina C es imprescindible para mantener la integridad vascular y mantener a raya las lipoproteínas adhesivas.

En el año 2010 el doctor Ronald Krauss, director de investigación en arterioesclerosis del Children´s Hospital Oakland Research Institute y el divulgador e investigador de Harvard el doctor Frank Hu, publicaron los resultados de un meta-análisis de estudios epidemiológicos prospectivos cuyas conclusiones indican que NO HAY EVIDENCIA significativa para concluir que el consumo de grasa saturada en la dieta se pueda asociar a un incremento del riesgo de enfermedades circulatorias ni trastornos cardíacos, al contrario, podía contribuir a prevenir accidentes cerebro- vasculares.

 

En 2014 el doctor Dariush Mozzafarian decano de nutrición en la Universidad de Tufts (EE UU) realzó una exhaustiva revisión de toda la evidencia disponible y NO ENCONTRÓ RELACIÓN entre consumir más grasa saturada y el riesgo de sufrir enfermedades del corazón. Muy recientemente, en 2017, se publicó el Estudio epidemiológico prospectivo PURE donde participaron más de 135.000 personas en 18 países de 5 continentes. Este estudio afirmó, en la misma línea de los anteriormente mencionados, que comer más grasas totales o más grasas saturadas REDUCE el riesgo de cardiopatía y de muerte (el riesgo de cardiopatía era un 30% más bajo).

En ningún momento ha habido evidencia real en contra de las grasas saturadas ni de los productos animales, todo fue política e intereses. Ejemplo de ello fue el modo en que he sacado de un archivo "olvidado" en los Estados Unidos uno de los más sorprendentes estudios realizados sobre el consumo de grasas en la dieta. Tras el inesperado hallazgo, Christopher Ransden un reputado científico de Los Institutos Nacionales de la Salud examinó este fenomenal trabajo realizado entre 1968 y 1973 con 1423 participantes entre 20 y 97 años todos residentes en centros mentales del estado y residencias de mayores con riguroso control de la dieta (por la condición de internos). Se dividieron en 2 grupos, al primero se les dio 18,5% de grasas saturadas de animal y 5% de grasa insaturada. Al segundo grupo, la mitad de grasa saturada que al anterior y el doble de insaturada, este último grupo experimentó una bajada del 14% en su cifra de colesterol pasado un año pero no se tradujo en mejor salud ni longevidad como se esperaba. Lo que sí se demostró es que cuanto más bajo era el nivel de colesterol de los individuos MAYOR fue el riesgo de morir, por cada 30 puntos porcentuales menos de COLESTEROL TOTAL hubo un 22% más de probabilidad de morir. El grupo de mayores de 65 años que consumió aceite vegetal experimentó un 15% más de muertes comparado con el grupo que consumió más grasa animal. Las AUTOPSIAS confirmaron que ambos grupos tenían niveles similares de placa arterial pero el 41% de los que se alimentaron con grasa vegetal mostró señales de haber padecido al menos un ataque cardíaco en comparación con el grupo que tomó más grasa saturada que solo los padeció la MITAD de las veces, un 22%. Finalmente, el estudio se publicó más recientemente en British Medical Journal por dicho autor y su equipo de colaboradores, destacando en las conclusiones el motivo por el que he redactado este artículo, dicen los autores: "EL OCULTAMIENTO DE ENSAYOS CLÍNICOS PUEDE  SOCAVAR LA VERDAD".


Juan Carlos Fernández Salamanca