Esta es una cuestión que seguro
se han hecho hombres y mujeres de todos los lugares aun no siendo aficionados al deporte rey. Siempre que un joven
deportista es alcanzado por una seria enfermedad, buena parte de la sociedad se
pregunta si es suficiente con practicar ejercicio y mantener una” dieta sana” (sin
tabaco ni alcohol) para prevenir o minimizar el riesgo de enfermar o morir
prematuramente. Para otros este lamentable suceso es la excusa perfecta para no
preocuparse o para seguir haciendo lo que les viene en gana con su salud, pues
de qué sirve sacrificarse, aseguran, si “lo
que tenga que ser será”. De otra parte no faltan estudiosos que afirmen que hay
que hacer más cosas para llegar a la
tercera edad saludablemente y con
buena calidad de vida, por supuesto a pesar de que no
llegaremos al riesgo cero. Con la investigación acumulada y
las que están en marcha en la actualidad los científicos ya alcanzan a ver lo
que será la nutrición de un futuro no muy lejano.
No es que este artículo pretenda en serio
determinar las causas que han llevado al joven Iker Casillas a tener este tropiezo ya que solo sé de él que es un excelente
guardameta, pero sí deseo alertar a la ciudadanía en general, a los deportistas
en este caso y también a nuestros
responsables facultativos de la
necesidad de INTEGRAR, con la máxima celeridad, toda la investigación almacenada y la experiencia acumulada de una
gran legión de expertos en el cuidado de la salud.
Varios cardiólogos consultados por periodistas curiosos han declarado que este es un caso de infarto
NO PREVENIBLE CAUSADO POR EL ESTRÉS DEPORTIVO en un joven sin riesgos. Todos
tenemos estrés socio-laboral o emocional dentro de un entorno tan competitivo lleno de objetivos, pero hay que añadir además el estrés puramente
físico.
Comenzaré recordando que hoy día
se rechaza la idea de considerar el corazón como una bomba que late 100.000 veces al día para llevar
sangre a las células por un recorrido
inmenso (100.000 km si todos los vasos y capilares se colocaran en línea
recta). Empieza a contemplarse la obstrucción de las coronarias como un síntoma
de una ENFERMEDAD SISTÉMICA DIFUSA, como le gusta explicar al eminente electro-fisiólogo
doctor John Mandrola. Esta enfermedad sistémica estaría DETERMINADA principalmente por tres
factores: ESTRÉS, RESISTENCIA A LA
INSULINA E INACTIVIDAD.
El estudio más grande realizado
sobre la incidencia de ataques al corazón reveló que solo el 41% de las personas que lo sufrieron tenían
realmente una coronaria obstruida. De ellos el 50% de los bloqueos arteriales
ocurrieron después del ataque cardíaco. Esto dejó claro que al menos el 80% de
los infartos no están asociados en absoluto con arterias bloqueadas. A la vista
de estos datos el doctor Thomas Cowan detalla en su libro las tres causas más importantes encontradas en
la literatura para explicar este problema. En primer lugar el 90% de las
personas que tienen ataques cardíacos tienen un BAJO TONO DEL SISTEMA NERVIOSO
PARASIMPÁTICO, que estaría causado por ESTRÉS CRÓNICO, falta de sueño,
alimentación alta en cereales y azúcares, baja en grasas saludables y con una baja función mitocondrial (sin
olvidar el tabaquismo). La segunda razón encontrada es la ESCASEZ O DETERIORO
DE LA MICROCIRCULACIÓN CARDÍACA.
Pensemos que el riego sanguíneo
hacia este músculo no se realiza solo a
expensas de las coronarias, sino también merced a una red de pequeños vasos y
capilares. Si se bloquea una arteria el cuerpo realiza su propio bypass
produciendo nuevos vasos de manera simultánea para compensar la pérdida de flujo
sanguíneo, por supuesto, si la red de
capilares permanece sana (esto es
importante). Indiscutiblemente, hay causas que deterioran la microcirculación
como son el tabaco, alimentación alta en azúcares y baja en grasas saludables,
la diabetes, prediabetes… La tercera causa que encontró el doctor Cowan fue la
FUNCIÓN DEFICIENTE DE LAS MITOCONDRIAS, esta condición puede hacer acumular ácido láctico en el músculo cardíaco
produciendo dolor y calambres, es el caso de la angina de pecho. Si bien
podemos parar la marcha durante un calambre en una pierna, cuando esto ocurre
en el músculo cardíaco este no puede pararse para drenar el ácido láctico en
exceso, posteriormente el tejido puede necrosarse y morir produciendo lo que
llamamos infarto.
A continuación vamos a relacionar
estos problemas mencionados con las más EXTENDIDAS DEFICIENCIAS de substancias nutricionales vitales para nuestra
salud general y para el corazón en particular: en concreto lo primero que hay
que vigilar es un mineral, seguidamente una vitamina hidrosoluble, después una hormona
(que también se comporta como vitamina liposoluble) y finalmente un ácido graso. Los referidos actores son el MAGNESIO, la VITAMINA C, la
VITAMINA D y el OMEGA 3 (EPA).
Se ha estudiado el alcance de
estos déficits nutricionales tanto en la población general como en el deporte de
competición, en nuestro país, en otros países europeos y en los EEUU.
Comienzo por el MAGNESIO que es
el cuarto mineral más abundante en nuestro cuerpo con 3.750 lugares de unión a
las proteínas del organismo humano y que es preciso para la función de más de
300 encimas. Los bajos niveles de magnesio (en los tejidos) están relacionados con enfermedades cardíacas, ansiedad, depresión, fibromialgias y MUERTE
SÚBITA CARDÍACA o por cualquier otra
causa. El déficit de este mineral puede ser responsable de INFLAMACIÓN CRÓNICA
que es una condición necesaria para el endurecimiento, calcificación y daño a
la pared arterial así como a la formación de trombos. Un estudio publicado en
European Journal of Clinical Nutrition demostró que había relación entre
los niveles de magnesio y la proteína C reactiva (la PCR es un marcador de
inflamación) en la sangre de los participantes. Según los investigadores el
magnesio tendría poder inhibitorio de la inflamación. Muchos investigadores
creen que los estudios recientes demuestran
que la INFLAMACIÓN DE BAJO GRADO está relacionada con los ataque cardíacos,
accidentes cerebrovasculares, alzheimer
y diabetes 2. Una revisión hecha en 2013 que cubrió lo que se sabía
sobre la enfermedad cardiovascular desde 1937 hasta hoy día, encontró que los
niveles bajos de magnesio (no los de
colesterol ni el consumo de grasas saturadas) son la CAUSA MÁS DESTACADA de
muchos aspectos de la enfermedad cardíaca.
La doctora Mildred Seelig, una
reconocida experta, investigó durante 40 años la relación entre el magnesio y
las enfermedades cardíacas: “Todos los estudios han encontrado relación entre
los bajos niveles de magnesio y los factores de riesgo conocidos para la
enfermedad cardíaca tales como el colesterol, la presión arterial alta, la
acumulación de placa arterial, el endurecimiento de las arterias y la
calcificación”. Se sabe que el magnesio tiene la habilidad de relajar los vasos
sanguíneos, disminuir la frecuencia del
latido cardíaco irregular y la presencia de trombos en la sangre (¡lo que varios medicamentos juntos
pretenderían hacer a este respecto con sus efectos adversos añadidos!).”Todos
estos años hemos estado por el camino equivocado culpando al colesterol y a la
dieta alta en grasa saturada cuando el culpable real más importante en el
desarrollo de la enfermedad cardiovascular es el bajo nivel de magnesio en los
tejidos”. Debemos tener cuidado porque si falta magnesio puede aumentar el
riesgo de ataque cardíaco o muerte súbita, CASI EL 100% DE LOS ENFERMOS DEL
CORAZON NECESITAN MAGNESIO.
La doctora Andrea Rosanoff
directora del Centro de Educación sobre el Magnesio afirma que desde 1957 estaba bastante claro ya que la falta de
magnesio era la causa más fuerte y convincente de aterogénesis y calcificación
de los tejidos blandos pero, según dice,
ESTA INVESTIGACIÓN FUE IGNORADA porque
el colesterol y la dieta alta en grasa
decididamente era el enemigo a combatir. Por poner otro ejemplo
destacado, la doctora Carolyn Dean, otra gran experta, también hace mucha
pedagogía manifestando rotundamente que es el déficit de magnesio el principal responsable de la enfermedad
cardíaca.
Hay estudios que cifran el
déficit de magnesio para la población europea en un 80% y parecidas cifras en
los EEUU. En cuanto al rendimiento físico del deportista se ha reportado que el
magnesio es el mejor aliado, además de
una gran ayuda para el MANEJO DEL ESTRÉS Y LA
ANSIEDAD (INTERVIENE EN LA PRODUCCION DE ENERGÍA CELULAR). Nuestra
popular y veterana bioquímica Ana María Lajusticia insiste mucho en suplementar
a los deportistas con este mineral y no es algo anecdótico pues a continuación
una transcripción de las palabras de la dietista de celebridades estadounidense Ashley Koff: “Hay
muchos desafíos para lograr el consumo adecuado de magnesio en la alimentación
moderna, por tanto considero el magnesio parte de los nutrientes esenciales
para suplementarse diariamente y , particularmente a la luz de las revisiones,
para prevenir enfermedades cardiovasculares en todas las poblaciones”.
¿Cree usted que consume suficientes alimentos
como alubias, especias, frutos secos, cacao sin azúcar o vegetales de hoja
verde…? Durante el ejercicio físico el magnesio lleva glucosa a los músculos y
ELIMINA EL ÁCIDO LÁCTICO (el acúmulo de ácido láctico produce dolor
particularmente en la angina de pecho, pues el corazón es el músculo que nunca duerme y que más
necesita de la energía) este aspecto es vital en la prevención de ataques cardíacos.
La actividad intensa, la transpiración,
el ESTRÉS FÍSICO y el esfuerzo del organismo por desechar las toxinas pueden
agotar las reservas y esta escasez nos lleva a ser MÁS SENSIBLES AL ESTRÉS (un círculo vicioso donde
a medida que menos magnesio queda más cuesta recargar, haciendo una analogía
con las modernas pilas para móviles). No piense que hablo de problemas que
afectan a otros lugares fuera de nuestras fronteras pues un estudio publicado
en la revista Nutrients en 2017 refleja la DEFICIENCIA de ingesta de magnesio
en la población española. Por tanto tenemos un mineral que debe ser considerado
en la actualidad como el principal protector y preventivo cardiovascular con
mejor resultado que muchos de los medicamentos empleados en esta especialidad y
sin ningún efecto adverso (para la población general tanto como para los
deportistas).
LA VITAMINA C. En la actualidad tenemos la información de
innumerables estudios donde se confirma que una concentración baja de vitamina
C debe considerarse un factor de riesgo
para la enfermedad cardíaca. Sirva de ejemplo un estudio suizo dirigido por el
profesor K.F Gey de la universidad de Berna, que determinó que las enfermedades
del corazón son más numerosas en las poblaciones del norte de Europa que en las
del sur pues estas últimas mantenían niveles en sangre objetivamente
superiores. O este otro, donde se averiguó que el aporte óptimo de vitamina C
REDUCE EL RIESGO CARDIOVASCULAR hasta en un 50% durante un estudio de
11.000 pacientes. La vitamina C estimula la producción de PROSTACICLINA que
ayuda a mejorar los niveles de viscosidad de la sangre y relajar los vasos
sanguíneos (pero no creo que su médico sepa
todas estas cosas).
El ESTRÉS FÍSICO (también el
emocional o socio-laboral) hace reaccionar a las glándulas suprarrenales
produciendo hormonas del estrés y estas, ¡adivinen!, contienen más vitamina C
que cualquier otro tejido del cuerpo, por
eso se le ha llamado la vitamina anti-estrés, además el ácido ascórbico (su nombre químico) ofrece
protección ante las toxinas derivadas del metabolismo de las hormonas del
estrés. Para colmo de males, si la dieta del deportista (como la de la
población general) es rica en hidratos de carbono y azúcares, se producirá
mucha glucosa que competirá en absorción con la vitamina C (pues se parecen
químicamente). Esta circunstancia interferirá en la disponibilidad de la
vitamina C para todas las funciones en las que debe participar, que son muchas.
Los mamíferos, salvo pocas excepciones, pueden fabricar su propio ácido
ascórbico en el hígado a partir de la glucosa, los humanos desgraciadamente
perdimos esta facultad durante el proceso evolutivo. En función del peso de un
animal, este puede producir entre 1 y 20 gramos de ácido ascórbico Y SE HA
ESTUDIADO QUE AUMENTAN SU SÍNTESIS CON EL ESTRÉS. LA VC OPTIMIZA LA INTEGRIDAD
DE LAS PAREDES ARTERIALES Y DE LAS CÉLULAS DEL ENDOTELIO VASCULAR, evita la
oxidación del colesterol e interviene en la FORMACIÓN DE COLÁGENO Y ELASTINA
para dar resistencia a la pared arterial. Nuestras reservas de VC en los
tejidos son escasas mientras que en el animal son hasta 100 veces mayores. Esto
es parte de la FISIOLOGÍA COMPARATIVA que todos deberíamos tener muy presente para nuestra integridad física,
tanto como por ejemplo la ley de la gravedad. En la
medida que el aporte de vitamina C no es óptimo, el colágeno formado es de
menor calidad, las arterias se agrietaran con la presión (como una manguera
vieja) y el hígado fabricará más colesterol para taponar las grietas y evitar
el sangrado, posteriormente el colesterol se oxidará contribuyendo a la
formación de placa junto a depósitos de calcio cuyas aristas pueden provocar
coágulos. Este fenómeno no ocurre en las venas aunque la cantidad de colesterol
que pasa por ellas es la misma que el de las arterias, sencillamente porque no están alteradas por el
efecto de la presión (que solo afecta a las arterias y en especial a las coronarias). A
los conejillos de indias, que no son capaces de producir vitamina C, se les sometió a una dieta equivalente a la humana en proporción de vitamina C; EN TAN SOLO 5 SEMANAS FORMARON PLACA ARTERIAL, mientras que
el grupo control que se les administró
una dieta equivalente en proporción a una humana de 500mg. de vitamina C, no
experimentaron anomalías en sus arterias. Aunque hay sobrados estudios al respecto muy poco se aplica hoy día, por increíble que
parezca, y poca información tienen de
ello nuestros cuidadores y menos los ciudadanos. Un estudio del año 2000
publicado en el Proceeding of the National Academy of Sciences acerca de cómo interviene la vitamina C en las enfermedades cardiovasculares, se
realizó con ratones normales que
producen vitamina C y que por tanto NO
TIENEN arterioesclerosis, posteriormente
se les eliminó el gen que les permite fabricar su propia vitamina C y se les
sometió a una dieta proporcionalmente igual a la humana en vitamina C. El resultado fue que desarrollaron lesiones y
grietas en las arterias y AUMENTÓ LA PRODUCCIÓN DE COLESTEROL HEPÁTICO. La
estructura de colágeno y elastina de los
roedores se debilitó (el aumento del colesterol se debió a la falta de vitamina
C y no fue la causa de la enfermedad cardiovascular sino la consecuencia).
Haciendo analogía, estaríamos en el mismo caso cuando no tenemos presupuesto suficiente para reparar el asfalto
de las carreteras agrietadas, en este caso no nos alcanza la vitamina C para
fabricar colágeno y elastina en cantidad y calidad suficientes. Durante la hibernación los mamíferos producen menos vitamina C y tienen las paredes arteriales engrosadas (durante
ese periodo invernal), mientras que al llegar la primavera empieza a aumentar
la producción de vitamina C volviendo
sus arterias a la normalidad. EL
MAGNESIO Y LA VITAMINA C PONEN EN MARCHA TAMBIEN LOS MECANISMOS DE DESCALCIFICACIÓN DE LAS
ARTERIAS.
Tras una ANGIOPLASTIA, según un
estudio japonés, 1 de cada 3 pacientes tiene que pasar de nuevo por el
quirófano para una nueva intervención, mientras que los pacientes que
recibieron tan solo 500 mg. de vitamina C lo hicieron en un 14% (menos de la mitad de las veces con
solo una pequeña cantidad extra se VC de escaso coste), ¿conoce usted todas estas buenas
investigaciones?, seguramente no porque no es comercialmente rentable su
divulgación.
Otra molécula a tomar muy en
serio es la VITAMINA D, pues en los últimos años se ha investigado mucho acerca
de todas sus funciones y está llamada a
ser decisiva en nuestras vidas. El déficit de vitamina D es general y profundo tanto en la población
general como EN NUESTROS DEPORTISTAS
PROFESIONALES, se ha estudiado este fenómeno biomédico tanto en España como en
el resto de los países europeos y en los EEUU. En la actualidad está en curso, por ejemplo, una investigación
europea con el nombre de ODIN donde participa la Universidad Politécnica de
Madrid.
Según estudios realizados, los
deportistas que tienen mayores niveles de vitamina D tienen más fuerza muscular
y mejor rendimiento físico, el gasto físico de esta substancia en los
deportistas es también superior por su esfuerzo y por su mayor masa muscular.
Conseguir un aporte normal en sangre (y más aún si deseamos tener cifras óptimas) es imposible durante el otoño e
invierno pues los ultravioleta B productores de vitamina D no pueden traspasar
la atmósfera durante esos meses. Por tanto se ha comprobado que SOLO CON SUPLEMENTOS
se podría evitar este gran problema ya
que los alimentos que contienen vitamina D
(AÚN LOS FORTIFICADOS o los comprimidos multivitamínicos) representan
solo una pequeña parte de lo necesario y
no los consumen abundantemente la generalidad de las personas. En primavera y
verano podemos llenar nuestras
“baterías” de vitamina D mediante exposición solar pero pocas personas EXPONEN
AMPLIAS ZONAS DE SU CUERPO regularmente (mínimo 20 minutos) a la luz solar
durante la primavera y el verano a horas centrarles del día sin protección
solar. Según rigurosos estudios, en España más de la mitad de la población
del norte o del sur es muy deficitaria
en verano y aún peor en invierno
(también en Marruecos o en Catar)
Un estudio del Health
Professional Follow-Up en los EEUU reveló que el RIESGO DE INFARTO SE
MULTIPLICA POR DOS en personas con valores
inferiores a 15mcg/ml de vitamina D en sangre.
La vitamina D interviene en la
fuerza de contracción cardíaca (también en la del resto de músculos) y FAVORECE
LA REVASCULARIZACIÓN DEL CORAZÓN cuando se obstruye alguna de las coronarias
(anteriormente hemos visto como el corazón tiene la capacidad de
revascularizarse mediante la
microcirculación evitando así el infarto). La vitamina D favorece la salud de
las paredes arteriales y modula la inflamación. Todos los aspectos relacionados
con esta hormona-vitamina pueden
consultarse en el capítulo anterior con el título: Tus 20 minutos de primavera
llevan el código de la luz.
LOS OMEGA 3 procedentes del
pescado azul deben estar presente en nuestros menús como mínimo 3 veces en
semana, es fácil incurrir en déficit de estos ácidos grasos tan populares por su
poder antiinflamatorio y antitrombótico,
particularidades muy beneficiosas para la salud cardiovascular. Muchos de sus
bondades se deben a que los omega 3 son necesarios para la formación de las
prostaglandinas, una familia de mediadores celulares reguladores de la
inflamación. En el cerebro también tienen un poder regulador por lo que son muy
apreciados para prevenir y tratar ESTRÉS Y DEPRESIÓN. Muy frecuentemente la
dieta globalizada es más rica en omega 6 que en omega 3 lo que favorece la
aparición DE INFLAMACIÓN CRÓNICA y de
diversos problemas de salud.
EN CONCLUSIÓN, si al fin del
invierno o comienzos de primavera es el
momento donde tenemos el más bajo valor
de vitamina D en sangre y es elevado el cansancio
y el estrés acumulados, añadiendo a ello la incertidumbre por el
desenlace final de la temporada de liga, podemos presumir que es un momento
delicado con alto riesgo para la salud de los deportistas. El sostenido
déficit de nutrientes relevantes para la preservación de la salud
cardiovasculares (de carácter general pero más o menos profundo en cada
caso particular) ACENTUADO POR ESTRÉS CRÓNICO DEPORTIVO FAVORECE QUE SE DEN
LAS CONDICIONES PARA UN ATAQUE AL CORAZÓN.
Por otra parte, en el grupo de adultos mayores
las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte, por lo que
valorar bien los riesgos y las medidas preventivas tienen una vital
importancia. Es imprescindible la información
contenida en esta primera parte
dedicada a los micronutrientes, pero
dedicaremos la segunda parte al resto de los aspectos de la enfermedad y a
la mal llamada
CARDIODIETA o también al fenómeno que ahora se llama SEDENTARISMO ACTIVO. Debemos
seguir una dieta mediterránea genuina llena de PRODUCTOS REALES donde los procesados o precocinados, los
derivados de la harina de trigo, los alimentos y bebidas edulcoradas o azucaradas
light deben ser excepcionales. Intente comer
todos los alimentos ricos en magnesio, vitamina C, VITAMINA D
y omega 3 que le sea posible, pero si considera tomar además suplementos
alimenticios de estas sustancias obtendrá
mayores beneficios y ningún inconveniente, como siempre verificar la calidad de
los complementos y del fabricante. Los zumos,
CON EXCEPCIÓN DEL LIMON, aunque
sean hechos en casa concentran los azúcares y en particular la FRUCTOSA que es una substancia muy tóxica para el
organismo, es mejor opción COMER LA
FRUTA ENTERA PERO CON MODERACIÓN, O ELIMINARLA DE SU DIETA, SI SE ENCUENTRA
USTED LUCHANDO CONTRA LA OBESIDAD EL SEDENTARISMO O LA DIABETES. No se debe
rebasar la cifra de 20g de azúcar
AÑADIDA al día para no superar los
riesgos de enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico o cáncer
(consultar anterior capítulo con el título: la guía de salud 5x20 cuida de ti
tanto como del sistema público sanitario). Por otra parte los licuados de
verduras como nuestro popular gazpacho u otras recetas que abundan tras la
irrupción de las populares licuadoras, son una buena alternativa al zumo pues
no contienen azucares (glucosa, fructosa ni lactosa) y si muchos
micronutrientes vitamínicos minerales y algo importantísimo también PARA LOS
VASOS SANGUÍNEOS, LOS FLAVONOIDES.
Dosis frecuentemente utilizadas
para suplementar el magnesio están entre 200 y 400 mg día. Las de vitamina C
entre 500 y 1.000mg diarios como mínimo. Para la vitamina D3 los expertos
recomiendan una media de 5.000 unidades diarias idealmente acompañadas de un comprimido de magnesio y 50 o 100 microgramos de vitamina k2 (esto da
mejores resultados que 20.000 unidades
de vitamina D3 en solitario cada 15 días como suele prescribirse
rutinariamente), en cualquier caso para individualizar su dosis, hágase
analizar su nivel de vitamina D3 para comprobar que sus niveles en sangre son óptimos con la cantidad que está tomando.
Siempre buscando la opción más
saludable para la mayoría.