Si al final del texto se decide por una de estas dos opciones lo más probable es que sea usted una de esas personas proactivas interesadas en postergar el envejecimiento, o bien tiene un corazón fatigado por el esfuerzo. Según dice el refrán: ¡De los cuarenta para arriba no te mojes la barriga!, al llegar a la cuarentena para la mayoría de los individuos ha trascurrido la mitad de sus vidas, es entonces un muy buen momento para cuidarse en serio, pero para empoderarse en un tema tan importante es necesario contar con la mejor evidencia posible, aquí solo abarcaremos uno de los aspectos, eso sí, de los de que tienen máxima relevancia e impacto en el “envejecimiento saludable”, así que ¡vamos a ello!
Partiendo de la premisa de que las enfermedades cardiovasculares
son responsables de mucho sufrimiento, cursan de forma crónica y son la primea
causa de muerte en nuestro primer mundo, es incomprensible que sigan
ignorándose las moléculas no patentables
que sin duda podrían jugar un papel decisivo en la prevención y el control de
estas dolencias propias de la temida senectud, una de ellas es la coenzima
Q10 que por fortuna está disponible comercialmente en las dos versiones
mencionadas en el encabezamiento: ubiquinona y ubiquinol.
Para comenzar con las EVIDENCIAS tomaré como ejemplo ilustrativo el famoso estudio de seguimiento liderado por el doctor Svent Aage Mortensen, de la Universidad de Copenhagen con el nombre de Ensayo Q-Symbo (Pubmed2014), hasta ahora el estudio es el más grande controlado con placebo, aporta pruebas convincentes de que la llamada coenzima Q10 REDUCE LA MORTALIDAD EN PACIENTES CON INSUFICIENCIA CARDÍACA (una de las patologías más frecuentes en adultos mayores) Y FORTALECE EL MÚSCULO CARDÍACO (justo lo que necesitan estos pacientes cuyo corazón está agotado).
Haré un inciso en el relato para recordarles que la coenzima Q10 es una molécula fabricada
internamente por nuestro hígado cuya misión es nada más y nada menos que
activar la creación de energía que tiene
lugar dentro de las mitocondrias
celulares, sin ella la vida misma sería imposible pues el procesado del ATP (reacción
química de la energía) quedaría sin efecto. La Q10 es de naturaleza soluble en grasa y tiene otra
función no menos importante que es
proteger a todas las células de los radicales libres (lo que conocemos como
antioxidante interno). Como empecé diciendo en el título, la Q10 está presente
en el organismo en forma OXIDADA
ubiquinona (Q) o en forma REDUCIDA ubiquinol (QH2) que es el que realiza las
actividades propiamente antioxidantes, existe otra forma intermedia que goza de ambas propiedades de
forma débil. El nombre de ubi-quinona viene de que es una quinona ubicua, que
está en todas y cada una de las células (trasportando
electrones). El grado de absorción en los
adultos de más edad se dice que es mayor para el ubiquinol que para la
ubiquinona, pero no tenemos suficientes
estudios para demostrar este particular, de hecho el cardiólogo holístico
estadounidense de más experiencia con la Q10, el doctor Stephen T Sinatra, hizo
un estudio para averiguarlo y los resultados fueron similares para las dos
substancias (el ubuquinol es más costoso). El laboratorio japonés Kaneka ha
lanzado un preparado de muy buena absorción con ubiquinona. La ubiquinona se
transforma en ubiqinol automáticamente al pasar por la parad intestinal.
Pongámonos en el hipotético caso de que un fármaco SINTÉTICO
(controlado bajo patente por una de las
grandes empresas farmacéuticas) prometiera tener un beneficio similar, aunque
tuviera un beneficio potencial de solo
el 10% comparado con la Q10, con toda probabilidad se convertiría en un gran
éxito de ventas que gozaría de la mejor cobertura informativa y de plena financiación
pública. Por suerte para usted y para mí ese no es el caso, así que nuestra
protagonista continuará como hasta ahora en cualquiera de los establecimientos del ramo pero de forma
libre sin receta. Tristemente a pesar de su enorme impacto para la salud y la
longevidad, SU MÉDICO NO PODRÁ RECOMENDARLE LA Q10 PORQUE NO ESTÁ EN EL GRUPO
DE MEDICAMENTOS FINANCIADOS Y TAMPOCO SE
CONTEMPLA SU USO EN LOS PROTOCOLOS
OFICIALES. A los médicos no se les da formación académica reglada respecto de
la coenzima Q10 y por la razón antedicha quedará relegada a ser
un “fármaco huérfano” (como hay muchos otros), su doctora quizás crea que
solo se trata de un ingrediente cosmético. Llama poderosamente la atención que
las agencias reguladoras acceden a
conceder una licencia de venta para un medicamento con el aval de un solo ensayo cuya ONEROSA
FINANCIACIÓN corre, por supuesto, a cargo del propio
laboratorio solicitante (las grandes corporaciones con enorme capital copan el
mercado de las patentes del ramo), los autores científicos participantes en los
ensayos de fármacos tienen que firmar previamente una cláusula de
confidencialidad con sus contratantes de forma que todo quede bien atado
(cuando el autor o autores científicos tienen un conflicto de interés previo a
la investigación es muy frecuente no declararlo). La condición para persuadir a
un regulador para que informe favorablemente sobre un fármaco solo
requiere que, además de no haber constancia (o información) de inasumibles
efectos secundarios, su beneficio sea “ESTADÍSTICAMENTE SIGNIFICATIVO PARA EL
GRUPO DE PACIENTES ESTUDIADO (QUE ES LIMITADO)”, sin embargo la PRODIGIOSA Q10 es mucho más que estadísticamente
significativa, su gran beneficio no deja lugar a dudas puesto que ha sido
ratificado una y otra vez por autores diferentes SIN CONFLICTOS DE INTERESES, las evidencias
hasta el día de hoy son abrumadoras, como
veremos más adelante la ubicua coenzima tiene virtudes que abarcan un vasto campo de empleo SIN
NINGÚN EFECTO SECUNDARIO (y no hay problema para su fabricación a bajo coste).
¿Quién puede decir que tiene una molécula parecida?, ¡nadie ni de lejos!, el
tratamiento que reciben las sustancias
no patentables y los medicamentos huérfanos es discriminatorio porque las
reglas del mercado, las regulaciones y las fuentes financieras juegan en contra
de ellos.
La historia comienza cuando el doctor R.A.Morton de Liverpool
descubrió la coenzima Q10 en 1955, y poco después, en 1957, el Dr.Frederick Crane de Wisconsin aisló la Q10 en las mitocondrias del corazón
de una vaca, al año siguiente el Dr.Karl Folkers de los laboratorios Merck
logró sintetizarla y producirla, sin embargo fue en Japón donde el Dr. Yamamura la utilizó por vez primera para
tratar el FALLO CARDÍACO. Duante el 1966 se descubrió la propiedad antioxidante
de la Q10 por los doctores Mellors y Tappel. En 1972 los doctores Karl Folkers
y Gian Paolo Litarru descubrieron definitivamente la DEFICIENCIA de Q10 en todas
las enfermedades cardíacas, el resultado de las biopsias realizadas a pacientes
con diversas afecciones de corazón mostraron un déficit muy marcado de Q10 en
el 75% de los casos. A mediados de los 70 los
japoneses se dieron prisa en conseguir la tecnología suficiente para
producirla en gran escala animados por el Premio Nobel concedido a Peter
Mitchell en 1978 por su contribución a esclarecer los intercambios energéticos
intracelulares en los que la Q10 es clave. En esa fecha los laboratorios
clínicos estaban ya en posesión de la tecnología necesaria para medir la
concentración de Q10 en sangre y tejidos humanos, a partir de ahí se comenzó a
estudiar sus aplicaciones en otros campos como: obesidad, rendimiento
deportivo, diabetes, problemas inmunológicos, cáncer, fertilidad, migrañas y
GINGIVITIS.
Sólo en el año 1979
se recetó Q10 a 1,5 millones de japoneses y a finales del siglo veinte se
habría recetado a más de 20 MILLONES de
personas, los resultados de los estudios mostraron SIEMPRE las mismas
conclusiones, las estadísticas reflejaron que más del 75% de los pacientes se
beneficiaron significativamente de la coenzima Q10.
En junio de 1994 en la revista YOUR HEALTH podía leerse:
“una molécula conocida como coenzima Q10
está a la venta en farmacias, puede evitarle tener que elegir entre un
trasplante de corazón o la muerte”. No parece que mintiera la revista pues el
24 de noviembre de 1997 la cadena norteamericana ABC presentó el caso de Gina
Feguson que padecía de un corazón grande (hipertrofiado) y débil, a los 24 años
de edad temía por su vida de forma
inminente. “Unos pasos para ir al cuarto de baño me hacía sentir como si
hubiera andado kilómetros”, decía Gina, (ESTA SITUACIÓN ES MUY COMÚN ENTRE
NUESTROS MAYORES CUANDO PADECEN DE INSUFICIENCIA CARDÍACA) pero ante tan grave
situación de deterioro sin solución, un cardiólogo sugirió probar con la coenzima Q10, pocos
conocían su gran poder.
En palabas de Peter
Langsjoen uno de los cientos de
investigadores que han estudiado sobre este tema: “Los efectos de la coenzima
Q10 no son sutiles sino claros y contundentes”,” los niveles son especialmente
bajos en los pacientes cardíacos”.
En febrero de 1996 en Harvard Heart Letter se pudo leer:” La
coenzima Q10 ha demostrado ser efectiva contra la congestión cardíaca y la
angina de pecho”.
En abril de1996 En The Nutrition Reporter se leía: ”La
coenzima Q10 estimula la producción de energía en las mitocondrias ralentizando así el proceso de envejecimiento”.
En 2003 el doctor Matthias Rath publica un libro de divulgación que contiene una visión muy interesante de las enfermedades cardiovasculares (plagada de éxitos en casos reales) desde la óptica ortomolecular, indicando los nutraceúticos como adyuvantes a los tratamientos farmacológicos, en el caso de los pacientes con insuficiencia cardíaca la Q10 se recomienda en primer lugar.
En 1997 se constituyó la Asociación Internacional de la
coenzima Q10 con sede en la Universidad de Ancona en Italia, pasando a recaer
en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla en 2013. El catedrático de biología celular Plácido Navas fue nombrado el nuevo
presidente de la International Coenzyme Q10 Association en dicho año, ¡no hay
muchas moléculas que se distingan por tener una asociación internacional!
En 2009 la investigadora Ana María Moreno Fernández de la Universidad sevillana Pablo Olavide hizo
avances en la relación de la Q10 en pacientes de FIBROMIALGIA. En 24 de agosto de 2020 esta autora y sus
colegas publicaron otro artículo en este mismo sentido donde se administró Q10
a un pequeño grupo de pacientes con fibromialgia obteniendo mejoría contrastada
OBJETIVAMENTE por pruebas clínicas en más de la mitad de ellos. La publicación
se hizo en Open Acces Reumatology.
El pasado 20 de marzo de 2022 el catedrático de biología
molecular Guillermo López Lluch y colegas, también de la misma universidad
sevillana, han publicado en la revista The Conversation un interesante artículo titulado "Por qué
Envejecemos Mejor con Coenzima Q10".
HAN PASADO 45 AÑOS Y SEGUIMOS SIN VER LA Q10 EN EL TRATAMIENTO
DE LOS ENFERMOS CRÓNICOS DE CORAZÓN. MILLONES DE PERSONAS EN LOS EEUU ,
JAPÓN Y EN EUROPA LA TOMAN POR DIVERSAS
RAZONES COMO MANTENER LA VITALIDAD Y EL RENDIMIENTO FÍSICO EN LA EDAD ADULTA O
PARA CONSEGUIR AUMENTAR EL RENDIMIENTO DEPORTIVO, AMÉN DE CONTRIBUIR AL TRATAMIENTO DE PATOLOGÍAS
VARIAS.
El meollo de la cuestión es que los alimentos nos aportan sólo
una parte muy pequeña de la Q10 que necesitamos así que nuestro hígado debe
fabricar una cantidad constante que cubra las necesidades de los órganos, sobre
todo los que más la consumen como son el
corazón, cerebro, el páncreas, músculos y pulmones, para ello nuestra dieta debe estar
suficientemente provista de vitaminas y oligoelementos (cosa que no siempre
ocurre por las frecuentes deficiencias) necesarios para una fabricación de Q10,
que por otra parte no es sencilla ya que consta de 17 pasos para su activación.
El obstáculo principal está en LA EDAD puesto que a medida que cumplimos años
la producción de coenzima Q10 DISMINUYE dramáticamente por lo que se ha
determinado que uno de los problemas graves del envejecimiento es precisamente ese. A menos coenzima más riesgo de enfermedades, es en el momento de más fragilidad
para nuestra salud, la senectud, cuando contamos con el menor apoyo y la
vitalidad de la coenzima Q10, esta relación inversa es más intensa en las
mujeres que en los hombres. Además, para colmo, VARIOS MEDICAMENTOS de uso muy
frecuente INTEFIEREN EN LA FABRICACIÓN de esta “molécula del vigor”, ejemplos de
ello son los betabloqueantes usados precisamente para mejorar el ritmo
cardíaco, las estatinas (grupo de moléculas para disminuir la fabricación
hepática de colesterol), antidepresivos varios como la amitriptilina (triptizol)
que aumenta el umbral del dolor. Es paradójico que estos fármacos que pretenden
evitar problemas de corazón hagan precisamente daño a dicho órgano privándole
de la energía vital, ¡qué bueno sería que estos consumidores de fármacos se les
compensara añadiendo un comprimido de Q10 a su tratamiento habitual!
La veterana organización científica Cochrane, con su ganada
buena reputación por sus trabajos en meta-análisis, “mete la pata” dejándose
representar y oír el 03/02/21 con la publicación de un estudio de
revisión que esencialmente recoge TIBIAS CONCLUSIONES acerca del contenido de
solo 11 de las inagotables referencias existentes, en el mejor de los casos,
esto se explica porque cuando se produjo
la revolución científica de la coenzima Q10 (desde 1979 en adelante) estos autores científicos firmantes de la Cochrane quizás
no estaban aún en el instituto o quizás llevaran pantalón coto, me refiero a
los señores Al Saadi T, Assaf Y, Farwati M, Turkmani K, Al-Mouakeeh A, autores
del “análisis” de la Cochrane. Se observa poca claridad en general durante la
lectura de sus conclusiones y parece que se contradicen a renglón seguido en su
alegato pues dicen que “ES PROBABLE QUE LA Q10 REDUZCA LA MORTALIDAD Y LAS HOSPITALIZACIONES”,
admiten a priori que son pequeños
estudios de corta duración los 11 elegidos para su veredicto, y al final aseveran
que: “NO SE ENCUENTRAS RAZONES PARA
CONFIRMAR NI REFUTAR EL USO DE LA COENCIMA EN INSUFICIENCIA CARDÍACA”. ¿Por
qué no han analizado el estudio
Q-SYMBO?, sea como sea, flaco favor nos hace a todos la Cochrane que no se explica a día de hoy y
no puede calificarse más que como una metedura de pata como ya he dicho.
Antes de finalizar les diré que es muy importante también
para la salud del corazón y la longevidad complementarse con magnesio que
formara un muy buen equipo con la coenzima, y hay otras moléculas importantes
también que sería pecado no mencionar: el ácido ascórbico (vitamina C), la
vitaminaD3 y la menaquinona Mk7
(vitamina K2), en el blog: La salud emancipada tienen información
rigurosamente contrastada al respecto de estos últimos remedios huérfanos.
¡Mucho
ánimo!
Juan Carlos Fernández Salamanca