viernes, 27 de marzo de 2020

LA DIETA MEDITERRÁNEA CONTEXTUALIZADA Y EL AYUNO EFICIENTE

Durante la década de los cincuenta a los sesenta del pasado siglo, el influyente fisiólogo estadounidense  Ancel Keys  encabezó una investigación con la ayuda indispensable de su esposa, licenciada en bioquímica, que tenía el objetivo de demostrar  la hipótesis, ya preexistente, que relacionaba causalmente  el consumo de grasas saturadas con las enfermedades del corazón. Durante el trascurso de su investigación se percataron de que los habitantes de los países ribereños del  Mediterráneo eran excepcionalmente saludables y tenían una incidencia menor de enfermedades cardiovasculares que los estadounidenses de la época,  este fenómeno lo atribuyeron a los peculiares usos y costumbres alimentarios de estas poblaciones. Desde aquel momento, los  Keys fueron seguidores entusiastas de lo que ellos bautizaron como LA  DIETA MEDITERRÁNEA a la que dieron un gran valor y difusión, y por cierto que en lo personal no le fue mal al doctor  pues vivió hasta  los 100 años. 


 



Aunque es obvio que  había diferencias en la base  alimentaria de  los  moradores de este vasto territorio (Italia, Francia, España, Grecia), el aceite de oliva virgen  era una “grasa” consumida abundantemente por todos ellos, tanto para cocinar como para aliñar sus platos. Aunque no utilizaron datos   estadísticos de nuestro país,  el matrimonio Keys  visitó   España y otros  países europeos durante  el transcurso de sus trabajos, y así fue como estableció relación con el  médico asturiano Francisco Grande Covián, que  trasladaría  su residencia a los EEUU para desarrollar  allí su carrera profesional.



El doctor Grande fue  coautor  del  primer estudio sobre el aceite de oliva donde se demuestra que nuestro “oro líquido” es único  pues tiene varios efectos saludables que reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular, siendo la  primera  grasa declarada  oficialmente  “protectora”. Nuestro conocimiento ha crecido desde entonces confirmando  mediante estudios controlados  el  poder  de la Dieta Mediterránea  para reducir el riesgo de las  enfermedades cardiovasculares, la  diabetes, la obesidad, o incluso el cáncer, todas ellas causantes de millones de invalideces y muertes (además de la bancarrota de nuestro Sistema Sanitario).

Es obvio que CONCIENCIAR en el seguimiento de esta dieta es la mejor inversión, y debe ocupar el grueso de  las Políticas Sanitarias Preventivas, pues  reconduciría el mal estado de salud de buena parte de los ciudadanos occidentales (incluidos los nuestros), de ahí el gran valor del estudio español PREDIMET PLUS (sobre el beneficio de la dieta mediterránea) que está a punto de finalizar, no olvidemos que desde el año 2010 la Dieta Mediterránea es considerada  Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.



El contexto actual es otro debido a nuestros Condicionantes Sociales y nuestras aspiraciones, los hábitos culinarios de los ciudadanos también son cambiantes alejándose de las costumbres del siglo pasado cuando la población se abastecía –por necesidad- de productos poco elaborados en su mayor parte de cercanías. NUESTRA DIETA OCCIDENTAL GLOBALIZADA, A  PESAR DE SU DIVERSIDAD Y ABUNDANCIA, NO FUNCIONA EN NUESTRO BENEFICIO, SINO QUE ES UN FÁBRICA DE ENFERMOS. ES IMPRESCINDIBLE “IDENTIFICAR” CORRECTAMENTE  LOS ALIMENTOS SALUDABLES, APARTANDO LOS QUE NO LO SON Y, POR SUPUESTO, PONER EN NUESTRA MESA LOS QUE TRADICIONALMENTE SE CONSUMIERON EN LAS REGIONES MEDITERRÁNEAS.  ADEMÁS ES MUY NECESARIO SABER “CUÁNTO Y CUÁNDO” ALIMENTARNOS ASEGURANDO UN “AYUNO EFICIENTE”. ASÍ MISMO, EN LA ACTUALIDAD ES MUY VENTAJOSO CONOCER LOS SUPLEMENTOS ALIMENTICIOS QUE TIENEN MÁS RELEVANCIA SEGÚN LA EVIDENCIA ACTUALIZADA.
Sabe mucho de esto el doctor Valter  Longo,  un visionario investigador estadounidense nacido en el sur de Italia que ha  entrevistado a los centenarios moradores  del pueblo donde nació, pues curiosamente es allí donde el índice de longevidad es el más alto del mundo, y a mí no me extraña porque todo lo que comían era sano. Me parece importante resaltar lo que dice en su libro el autor: “TODOS COMÍAN LO MISMO PORQUE NO HABÍA MUCHO MÁS”.


 En aquel contexto  la alimentación era algo sencillo y  natural, la complicación es un factor más reciente que nos conduce con frecuencia a la consulta de un dietista  para aprender a  separar los alimentos saludables de los insanos, o a mirar bien las etiquetas  de los  fabricantes, o a elegir lo mejor y más sencillo para  conformar  un menú familiar.
El sueño de  Valter  es encontrar la  DIETA PARA LA LONGEVIDAD, pues él parte del hecho cierto  que atribuye el  riesgo principal de enfermar  a  LA  EDAD.  Si se erradicara  el cáncer (dice), la vida de las personas se alargaría un promedio de  SOLO CUATRO AÑOS,  por tanto evitar cada una de las enfermedades es menos efectivo que actuar sobre  las causas del envejecimiento o  senescencia, “con el tiempo nuestra  edad biológica, que ya estamos empezando a conocer, será más importante que la cronológica”. El profesor Longo es una gran autoridad en este campo pues compagina colaboraciones científicas y docentes  con varias universidades italianas al tiempo que dirige el  Health  Longevity  Institute en los  Angeles (California).
  En definitiva una dieta adecuada  es el 70% (aunque no el cien por cien) de un estilo de vida saludable, además, si la dieta y los hábitos  son buenos los  genes  se transformarán en nuestro beneficio (epigenética).
 Los moradores de Zoniana  y Anogia  son pueblos de Creta donde las personas son muy longevas, no padecen enfermedades cardiovasculares a pesar de llevar  una dieta rica en grasas animales saturadas y mucho queso (cosas que horroriza a muchos nutricionistas). Esto fue explicado como un fenómeno genético que se debía a una variable especial de esta población. Las variables genéticas ya han explicado por qué determinadas enfermedades (diabetes o problemas cardiovasculares) son raras en personas con Síndrome de Laron a pesar de que tienen unos pésimos  hábitos alimentarios. Así pues muy pocos pueden atribuir su buena suerte a su herencia genética.
Por otra parte, a los japoneses y a los noruegos,  les va muy bien con una dieta alta en pescado y los primeros tienen muy presente la recomendación de parar de comer antes de llenarse, además  es normal en ellos hacer ejercicio y un trabajo activo hasta los 90 años (el omega 3 atenúa los efectos negativos de los hidratos de carbono en la glucemia). También es clásico el caso de “la paradoja francesa” que trata de explicar cómo es posible  exhibir  una baja tasa de enfermedades cardiovasculares a pesar de llevar una dieta alta en grasas animales saturadas. Estos grupos poblacionales no deben a la genética sus buenos resultados en longevidad y salud. En este último caso entra en juego, junto a otros factores, el vino tinto que es otro ingrediente común de la dieta mediterránea.
Científicos franceses y estadounidenses han demostrado los efectos beneficiosos del RESVERATROL sobre nuestro metabolismo,  reduciendo el riesgo de diabetes, obesidad e hipertensión. Recordemos que Los POLIFENOLES  han sido estudiados en la Universidad de Barcelona durante 12 años en un estudio  publicado en  Journal  of  Nutritión año 2013, se demostró que este numerosísimo grupo de químicos  bioactivos vegetales  reducían la mortalidad de las personas mayores de 65 años en un 30%.





Las dietas bajas en grasa no han podido demostrar su beneficio durante la inmensa mayoría de los estudios (de ahí que sea un tema controversial quizá más influido por política que por ciencia), pero sí lo ha hecho la Dieta Mediterránea (relativamente alta en grasas) que  suele salir victoriosa sobre las demás. Por poner un ejemplo, el mayor y más caro estudio dietético de la historia, el Women´s  Health  Initiative  dividió al azar 48.835 mujeres en dos grupos, en uno se mantuvo una  dieta occidental normal y el otro se siguió una dieta baja en grasa. Trascurridos 8 años no se encontró ningún descenso de la enfermedad cardiovascular y el peso se  diferenció solo en 0,4 kilos (en las participantes que tomaron menos grasa). Precisamente las dietas bajas en grasa perjudican más a los diabéticos, los obesos y a los que padecen síndrome metabólico ya que pueden hacer aumentar los triglicéridos, bajar el colesterol bueno y subir las partículas pequeñas de colesterol malo (subgrupo de partículas dañinas de LDL).

Muy al contrario, cuando se sigue una  Dieta Mediterránea (bien llevada) SE REDUCE EN UN 30% EL RIESGO  DE INFARTO, DE DIABETES EN UN 52%,  DE SÍNDROME METABÓLICO 13.7%, DE CÁNCER DE MAMA EN UN 68%  Y UN 49% EL DE DERRAME CEREBRAL, BAJAN TAMBIÉN LOS RIESGOS DE EMBOLIA, HIPERTENSIÓN  Y  ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR. Según un estudio italiano presentado recientemente a la Sociedad Europea de Cardiología, año 2016, los pacientes cardiacos que siguieron la Dieta Mediterránea se beneficiaron de un riesgo 37% menor  de muerte, destacando  que este resultado  positivo en la reducción de riesgo es el DOBLE  de lo esperado cuando un paciente cardíaco toma una estatina  durante cinco años (medicamento para reducir el colesterol).

Se requiere que tengamos los conceptos  claros al respecto de  las grasas, y las clasifiquemos en protectoras, neutras, y malas. LAS GRASAS “PROTECTORAS” son grasas buenas, las encontraremos en los pescados (más en el pescado azul), marisco, frutos secos, semillas de calabaza, aguacates, aceite de oliva y aceitunas. 


Estas grasas buenas pueden ser  poliinsaturadas (omega 3 y  omega 6), son  grasas esenciales porque el organismo no las puede fabricar, no las usa para crear energía sino que  las necesita para hacer otras estructuras, pero es imperativo consumir una proporción mayor de  omega 3 que de omega 6  ya que las primeras son antiinflamatorias y las segundas pro-inflamatorias. Los ácidos  grasos omega 3 esenciales EPA y DHA solo los encontramos en el pescado o en suplementos alimenticios, es importante saber que no son iguales que el omega 3 vegetal, ni tienen el mismo nombre ni la misma formulación, ni tampoco las células los utilizan con la misma finalidad. Otra grasa buena es la mono-insaturada (omega 9), es protectora pero también energética, sin embargo no es esencial.
LAS GRASAS “NEUTRAS” son generalmente de origen animal, son los ácidos grasos  SATURADOS presentes en la carne, huevos, mantequilla, queso curado, manteca de cerdo y  la leche entera, pero también las encontraremos en el  chocolate, coco y los suplementos alimenticios de TCM (el contenido graso de la LECHE MATERNA es en un 50%  grasa  saturada, ¡ningún problema!). 

La  legendaria revista americana The  Atlantic  con sede en Washington destapó en el año 2012  la historia que había  detrás de la errónea recomendación de evitar las grasas animales (saturadas),  y como una multinacional convenció para recomendar en su lugar los aceites baratos hechos de grasas vegetales poliinsaturadas.
  ¡NO TEMA! HOY YA SABEMOS QUE EL COLESTEROL DE ESTOS ALIMENTOS (de origen animal) NO SUBE EL COLESTEROL EN SANGRE, POR TANTO LA DIETA BAJA EN COLESTEROL  ES UN SIN SENTIDO QUE NOS PRIVA DE ALIMENTOS SABROSOS, SANOS, ENERGÉTICOS  Y  MUY NUTRITIVOS. En 2015 el Comité Asesor sobre las Pautas Alimentarias de los EEUU concluyó que el colesterol ingerido con los alimentos NO ES UN NUTRIENTE QUE NOS DEBA PREOCUPAR.

LAS GRASAS “MALAS”  sí hay que temerlas, son de origen industrial  procesadas, desestructuradas y refinadas (HIDROGENADAS de procedencia vegetal) como la margarina, aceites  vegetales de diversa procedencia, alimentos precocinados o elaborados con grasas trans (con la excepción del aceite de oliva virgen,  ningún aceite vegetal refinado es saludable, ni tampoco la grasa vegetal de la mayoría de  la bollería industrial, solo se debe cocinar con aceite de oliva  o manteca de cerdo). El organismo humano tiene dificultades para utilizar y para eliminar estas grasas vegetales refinadas y  por tanto producen toxicidad, INFLAMACIÓN y diabetes. Otro grave problema es que  alteran la función del endotelio vascular y de los lípidos provocando más resistencia a la insulina,  más infarto  y más  ictus (impiden la síntesis de PROSTACICLINA que es fundamental para el flujo sanguíneo), pero desgraciadamente muchas veces son promocionadas por algunas entidades que tienen conflicto de interés, o son recomendadas por bienintencionados mal informados.

Por tanto SÍ hay que esforzarse por obtener suficientes grasas “protectoras” para mantener una buena salud pero NO hay que rechazar especialmente las “neutras” porque son fuente de energía y  de nutrientes, NO SON EN ABSOLUTO LA CAUSA DE NINGÚN PROBLEMA METABÓLICO, son muy estables  como podemos observar en nuestros embutidos y jamones, tampoco se oxidan fácilmente  al contrario que las grasas vegetales. Sin embargo SÍ es primordial eliminar las grasas “malas” de nuestra dieta pues  estas SÍ han demostrado ser CAUSA DE MORTALIDAD (puede obtener suficiente información sobre las grasas y el colesterol en el artículo anterior titulado La Dieta Cardiosaludable ha fallado también al Presidente de la Asociación Americana del Corazón).
Otro tema controvertido es LA CANTIDAD IDEAL de proteínas en la dieta, Valter Longo (profesor de ciencias biológicas de la Universidad de California) piensa que la Dieta Mediterránea alta en pescado y baja en carne animal está  VINCULADA A LA LONGEVIDAD precisamente porque el pescado contiene solo la mitad de proteínas que la carne animal (y muy buena cantidad de grasa omega3), de forma que esta dieta es  más baja en proteínas que la occidental,  y además muchas de ellas  proceden de fuentes  vegetales como  las  legumbres, frutos secos  y arroz. Este experto recomienda  NO tomar demasiadas  proteínas  y  para ello debemos calcular una cifra  de 0,8 gramos de proteína por kilo de peso (una media de 20 gramos por cada comida principal estaría bien). Si se reducen las porciones de la dieta, conviene que una de las comidas contenga como mínimo 30g de proteína para asegurar su síntesis en los músculos. Las proteínas  sobrantes no se pueden asimilar, molestan a los riñones al tiempo que se convierten en glucosa (y luego en grasa) y aumentan la resistencia a la insulina.

Jim White es un experto nutriólogo y fisiólogo de la Academia de Nutrición y Dietética que  a este respecto confirma que no se pueden asimilar más de 30 o 40 gramos de proteína por comida. Aunque muchos nutricionistas recomiendan doblar la cantidad diaria  recomendada de proteínas (muchas veces en  dietas destinadas a culturistas o para adelgazamiento), lo más prudente  a la vista de los informes sería  consumir unos  46g  diarios  las mujeres y 56g  los  hombres, claro está  que los deportistas, los mayores de 65 años y las embarazadas deben tomar un poco más.
 Algo muy importante preocupa al  profesor Longo, que pocos tienen en cuenta: las  proteínas que exceden de  los requerimientos pueden estimular una ruta metabólica recientemente conocida como vía de señalización de nutrientes mTOR,  que  participa en el PROCESO DE ENVEJECIMIENTO.  Si se estimula esta vía puede detenerse la autofagia (eliminación natural de mitocondrias y de células dañadas o envejecidas), al tiempo que se  ESTIMULA EL CRECIMIENTO CELULAR Y SE  INCREMENTAN LOS NIVELES DE INSULINA. Por tanto la  vía mTOR  desempeña un rol importante en muchos tipos de cáncer y otros padecimientos,  LIMITAR las proteínas es la forma de poner bajo control  la vía mTOR.

 Walter Willett,  veterano profesor de la Universidad de Harvard y uno de los más reputados nutriólogos de los EEUU, se refiere a este fenómeno diciendo que las proteínas animales en exceso hacen que las células proliferen más deprisa, y esto que es necesario para el crecimiento de los niños,  resulta pernicioso en los adultos.
 Se  da por demostrado que las dietas de adelgazamiento altas en proteínas (1,5 gramos de proteína por kilo de peso) consiguen  perdidas de peso importantes sin daño muscular pero, según los autores de un estudio publicado en Cell Reports,  podrían aumentar la resistencia a la insulina y a la leptina, cambiando un riesgo por otro sin que el resultado beneficie a la salud (cuidado especial en las personas que ya tienen diabetes o resistencia a  la insulina).
 Los doctores nutriólogos  Masley y Bowden  aseguran  que una mejor estrategia  que aumentar las proteínas (para estimular la pérdida de peso y mantener la salud) es aumentar las grasas saludables como el aguacate, el aceite de oliva, las aceitunas, los  frutos secos y TCM, pues estos  alimentos llenos de  saludable energía  y  nutrientes, no afectan los niveles de insulina (pero no olvide limitar los hidratos de carbono sobre todo cereales y  azúcar, y tomar muchas verduras con sus fibras y proteínas de calidad).

En el libro titulado “Grasas Inteligentes” puede encontrar amplia información de este tema, sus autores son el doctor Steven Masley  que imparte clases en la Universidad de Florida y la Universidad de Tampa, y el doctor en Nutrición Jonny  Bowden, cuya labor profesional ha sido reconocida en periódicos como el New York Time, Oprah Megazine y Huffington Post. De estos expertos he leído el término “INFLAVEJECIMIENTO” que se refiere al fenómeno de envejecimiento acelerado debido a la inflamación crónica de bajo nivel. Enseñan a combatir estos indeseables efectos aumentando la cantidad de grasas protectoras en la dieta, pues son antiinflamatorias. Es imperativo que las grasas omega 3 se consuman en mayor proporción que las omega 6, pero desafortunadamente esto no suele ocurrir en la mayoría de los casos. Sin embargo bajar los niveles de inflamación beneficia a casi todos los aspectos de la salud, puesto que las mitocondrias no pueden quemar grasa eficientemente cuando hay niveles altos de inflamación (aseveran). 




Un estudio muy importante realizado en 2014 en los EEUU donde participaron 6.380 personas mayores de 50 años que consumieron una dieta ALTA  en proteínas animales durante 18 años aumentó  en un 75% su riesgo de MORTALIDAD. También aumentó un 400% la probabilidad de morir de cáncer en comparación con los que restringieron su consumo de proteínas animales, pero esta relación desapareció cuando las proteínas fueron de ORIGEN VEGETAL. En todas las edades aumento un 500% el riesgo de DIABETES. Sin embargo  a los MAYORES DE  65 años les benefició aumentar su consumo de  proteínas, pues disminuyó el riesgo de  mortalidad global y de cáncer.
Se ha especulado con que el beneficio de restringir las  proteínas animales resulta de la disminución del aminoácido METIONINA muy presente en ellas, mientras que los estudios que han demostrado aumentar  la longevidad cuando los individuos restringían las calorías, podría deberse a  la restricción de proteína. Una dieta baja en calorías de forma prolongada tiene peligrosos inconvenientes,  por tanto  Valter Longo  asegura  que  una mejor ESTRATEGIA  PARA  EQUILIBRAR LOS AMINOÁCIDOS a lo largo del día (ganando longevidad) es hacer todas las comidas en un intervalo de 12 horas,  por ejemplo, el desayuno  a las 8 DE LA MAÑANA y  la cena a las 8 DE LA TARDE,  de esta forma se deja un AYUNO nocturno entre la cena y el desayuno de 12h (pudiendo prolongarse a 13 horas o más). Cuando cenamos temprano es más fácil esperar que  trascurran  TRES HORAS antes de ir a la cama, otro requisito importante para la buena salud que debemos aprender del profesor. El programa de  Valter  para conseguir longevidad pasa por  practicar una dieta próxima a la vegetariana, con pescado y algo de queso hasta llegar a los 65 años, en ese momento abrir la mano a los productos animales para incrementar un poco las proteínas.
El brillante doctor cordobés  Rafael de Cabo dirige  el Grupo de Investigación Nutricional en Envejecimiento de Baltimore (EEUU), para apostillar lo anterior destaco estas importantes conclusiones de una de sus numerosas publicaciones en PubMed,  (Un tiempo para el ayuno 2018): “El ajuste del tamaño y frecuencia de las comidas han surgido como herramientas poderosas para mejorar y posponer la aparición de enfermedades y retrasar el envejecimiento, mientras que los PERÍODOS DE AYUNO, CON O SIN INGESTA REDUCIDA DE CALORÍAS, pueden tener profundos beneficios para la salud. Los futuros esfuerzos de investigación deben dirigirse a la integración de una dieta nutritiva equilibrada con un tamaño de comidas controlado y patrones y períodos de ayuno para desarrollar mejores estrategias para  PREVENIR, POSPONER Y TRATAR  la carga socioeconómica de enfermedades crónicas asociadas con el envejecimiento”.



En cualquier caso la  dieta mediterránea correcta  siempre se ha caracterizado por ser “FRUGAL” como bien recalca el profesor Miguel Ángel Martínez-González. Esto va en consonancia con el consejo japonés: ¡no esperes a estar harto  para terminar de comer!
Por fortuna la dieta mediterránea cuenta con un ejército de POLIFENOLES como el resveratrol, la quercetina, la curcumina, la EGCG (en el té verde), capaces de mimetizar (simular) los efectos de la restricción calórica como se puede leer en un estudio publicado en Food & Function, enero de 2020. Alimentos como el chocolate negro, el té verde, la uva, la cúrcuma, el vino tinto, las manzanas, las cebollas… todos ellos contienen algunas de estas beneficiosas sustancias capaces de mantener a raya la vía mTOR.
Por tanto aquí tenemos la información necesaria para establecer el consumo adecuado de proteínas: Hasta los 65 años MODERACIÓN y aumentar el consumo de proteína  un 25% después de esta edad,  manteniendo siempre un EQUILIBRIO ENTRE PROTEINAS ANIMALES Y VEGETALES, pero hay que ser cautos, pues si  suprimimos la  proteína animal nos  exponemos a una DESNUTRICIÓN PROTEICA SUBCLÍNICA (también carencia de B12) por falta de aminoácidos azufrados, pudiendo también aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca.
 EL  AZÚCAR es otro peligroso ingrediente de la dieta que también estimula el gen llamado Ras-PKA, según publica el profesor Valter  Longo, y por eso se debe limitar mucho su consumo, de no hacerlo aumentaremos el  riesgo de enfermedades crónicas derivadas del envejecimiento (incluyendo la glicación de los tejidos). Es vital no pasarse con el azúcar, no más de 20 gramos de azúcar por día en el adulto y 6 en niños, ¡si menos, mejor! 



 De alguna manera, nuestro veterano en Dieta Mediterránea el profesor Martínez-González viene  a sentenciar en el mismo sentido cuando dice que la herencia genética  no predice obesidad si no tomamos BEBIDAS AZUCARADAS NI ALIMENTOS MALSANOS (hay estudios que demuestran que las bebidas edulcoradas light también hacen el mismo daño). A este respecto  nuestro experto doctor  José Mª Ordovás  de la Universidad de Tufts (Boson) ha investigado que los participantes del estudio PREDIMED (estudio de la Dieta Mediterránea) que eran portadores  del GEN-TCF7L2, reducen su riesgo de tener un accidente cardiovascular (ACV) en un 49%, misma cifra que los NO portadores del gen, y esto es muy importante pues de no llevar una alimentación correcta,  las posibilidades que tendrían estas personas de tener  problemas cardiovasculares  serían mucho mayores  comparado con  los no portadores del gen.
Se preguntará   el lector cuales  son los ingredientes de la Dieta Mediterránea y la proporción aproximada de ellos, o tal vez se pregunte cuales son alimentos saludables y cuales no lo son.
En principio debemos tomar como referencia los consejos del doctor Martínez-González pues está a punto de terminar su  gran estudio PREDIMET PLUS con la colaboración técnica de varios integrantes  de  la Universidad de Harvard,  y sabemos de su boca qué deben comer ESENCIALMENTE los numerosos participantes de su estudio con la Dieta Mediterránea:

Aceite de oliva virgen para cocinar y  freír, tomar 4 cucharadas sopera al día.
Dos raciones de verdura al día, alguna en ensalada.
Tres piezas de fruta al día (sobre todo en postre y no en zumo)
Tres o más raciones de frutos secos a la semana (30g por ración) y tres raciones de pescado.
Tres o más raciones de legumbres  y dos sofritos mediterráneos por  semana.
Tomar una copa de vino tinto al día si se tiene costumbre (no se recomienda a los abstemios).
Se recomienda reducir las carnes rojas y las procesadas (excepto el jamón serrano), dejando de tomarlas algunos días de la semana (mejor las carnes de ave). Evitar las bebidas azucaradas y carbonatadas. Evitar la mantequilla, la nata y la MARGARINA. Evitar la bollería industrial y las galletas (menos de 2 veces en semana si acaso). Quedan EXCLUIDOS PAN Y CEREALES pues estos alimentos favorecen la obesidad y la diabetes, de ellos el profesor Martínez-González dice que “son un gran problema en España” y que “comer pan es como comer azúcar a lo bestia” (para esquivar la obesidad y la diabetes conviene leer el anterior artículo con el nombre Una Velada Ecuación: azúcar+ trigo = diabesidad+farma-negocio).
Vamos ahora a identificar los alimentos que pueden crear confusión, empezando por los HUEVOS, son excepcionalmente sanos y nutritivos, son muy buena fuente de proteínas, se pueden consumir a diario pues elevan el colesterol bueno y aumentan las partículas grandes del colesterol LDL (un subgrupo saludable de partículas de LDL). 

  

Sobre el QUESO CURADO, ningún problema, como todos los lácteos enteros no se relacionan con mayor riesgo de problemas cardiovasculares, en el caso del queso se ha demostrado que tiene beneficios sobre la salud del corazón y disminuye el riesgo de obesidad y diabetes, contiene ÁCIDO  LINOLEICO  CONJUGADO (un poderoso agente anticancerígeno y estimulante metabólico que ayuda a perder peso), es buena fuente de vitamina K2 que es un nutriente de vital importancia para los huesos y del sistema cardiocirculatorio. Al igual que la mantequilla, el queso curado aumenta el HDL (colesterol bueno), contiene además un compuesto llamado espermidina  que ayuda a reparar las partes dañadas de las células y en consecuencia alarga la vida (varios alimentos vegetales también contienen espermidina). El yogur entero también es mejor que el desnatado y está relacionado con un mejor control del peso. 


 

LA TERNERA, principal exponente de carne roja, es muy nutritiva aunque  quizás sean poco sostenibles las explotaciones a nivel  medioambiental, a pesar de la controversia, un estudio de Harvard (por nombrar alguno) con más de 1,2 millones de   participantes no encontró relación entre el consumo de esta carne  y el riesgo de  diabetes o enfermedad cardíaca, por supuesto hablamos de carnes sin procesar de ganado bien criado. La relación del consumo de carne roja con el cáncer es muy débil en los hombres e inexistente en mujeres. Las carnes PROCESADAS tomadas en exceso (50gramos o más) y a diario han demostrado un aumento ligero del riesgo de cáncer. CHOCOLATE  AMARGO sin azúcar, es un benefactor cardiovascular, contiene antioxidantes muy interesantes en nutrición, y energía a cuenta de su grasa saturada. ACEITE DE COCO, no es un elemento de nuestra dieta mediterránea pero sí es un invitado en nuestros centros comerciales con el que podemos contar  pues  sus triglicéridos de cadena media  no se encuentran en otros aceites, es capaz de  acelerar el metabolismo, reducir el apetito y es además una  buena  fuente de cetonas. Se ha comprobado su poder protector y su buen resultado en el programa de tratamientos de los pacientes con Alzheimer. 


  

FRUTOS SECOS, su consumo está relacionado con una disminución de la mortalidad por todas las causas, por tanto debemos consumirlos a diario (¡no tema su valor calórico!). MANTECA DE CERDO, un análisis publicado en PLOS ONE 2015 clasificó la grasa de cerdo cruda como un alimento DE LOS MÁS SALUDABLES pues contiene vitamina D, GRASA OMEGA3, grasas mono-insaturadas como la que hay en aceite de oliva, grasas saturadas y colina como la que hay en el huevo (necesaria para eliminar colesterol del hígado). Por tanto rompo una lanza en favor de nuestros EMBUTIDOS ARTESANALES (hechos sin aditivos) pues son una fuente de energía a base de carne y  grasa de cerdo  con el agradable sabor que le confieren las especias (no para todos los días ni más de 50 gramos).

   


Otro ingrediente muy saludable que da sabor a nuestra dieta es el VINAGRE, que se sabe ayuda a bajar los niveles de glucosa tras las comidas y es una fuente de antioxidantes, la CANELA también ayuda a reducir el azúcar de la sangre según un estudio  publicado. LAS ESPECIAS: pimentón, romero,  cúrcuma, cardamomo, pimienta, laurel,  perejil, vainilla, jengibre, romero, eneldo y  piñones,  son insustituibles para dar el toque de sabor esperado pero además están cargadas de antioxidantes. No puedo olvidar hablar del sorprendente caso del AZAFRÁN (“oro rojo”), aunque  su origen es oriental, en la región manchega se cultiva el mejor del  mundo, tiene unas  propiedades medicinales que conviene conocer: La revista Progress in NeuroPsicopharmacology  and Biological Psychiatry  asegura que es tan eficaz para la depresión como el Prozac, con solo administrar 15 mg. dos veces al día. PubMed (octubre 2010) publica que el azafrán produce mejorías en pacientes de Alzheimer sin efectos secundarios en un estudio controlado. El uso tópico del azafrán protege de los rayos del sol y alivia el picor manteniendo la hidratación de la piel  (es mejor que las crema solares al uso, y se  puede potenciar su efecto como filtro solar y humectante si se mezcla con  aceite de coco natural). Se ha conocido también que el azafrán reduce el apetito favoreciendo así  el control del peso. El AJO tiene efecto protector cardiovascular comprobado (baja la tensión arterial), reduce el colesterol total y el LDL. Por su contenido en germanio (solo superado por el hongo ganoderma), alicina  y otros elementos  está dotado de propiedades antioxidantes, antisépticas, antiinflamatorias  y  antitrombóticas,  ¡no se le puede pedir más! 


 


Nuestra SALSA DE AJO ALIOLI es la ¡bomba! para acompañar diversos platos, se compone de una mezcla batida de ajo, sal, limón, aceite y huevos, hoy día se ha empezado a preparar con la adicción  de otros diferentes sabores. La SAL MARINA, un condimento que no debe faltar en nuestros platos pues es un NUTRIENTE  ESENCIAL cuya deficiencia puede provocar problemas, nuestra dieta mediterránea concede una dosis generosa de sal para dar sabor a potajes, ensaladas y otros platos al gusto de cada uno, esto beneficia a prácticamente todos los individuos. Al contrario las dietas BAJAS EN SODIO perjudican a casi todos,  incluidos los cardiópatas y la mayoría de los hipertensos. Es más fácil quedarse corto que pasarse de sal. NO es buen consejo mandar a la población general el mensaje de que deben hacer dietas bajas o restrictivas en sal, es  mejor aconsejar una dieta mediterránea ALTA EN POTASIO (que ya esta dieta lo es por sí misma). El colesterol, las grasas saturadas y la sal son los tres acusados inocentes de la nutrición moderna, ¡NO LOS TEMA! (tiene amplia información en el artículo anterior con el nombre  La Dieta Mediterránea con su punto de sal pero limitando lo dulce, lo light  y el cereal).

Las bebidas PERMITIDAS son:

       

      


El CAFÉ,  un par de tazas son saludables metabólicamente. TÉ VERDE muy  rico en polifenoles, más que el café,  nos ayuda a quemar grasa por calor (termogénesis) y estimula el suicidio de las células cancerígenas, incluso puede ayudar a mantener cifras saludables de tensión arterial (¿le sorprende?). El agua con  LIMÓN sin azúcar es un buen refresco que ayuda al control de la glucemia. La HORCHATA  de chufa  contiene grasa omega 9 y diversos nutrientes, si se tienen cuidado con el añadido de azúcar o endulzante no es problema (sin abusar). VINOS (sobre todo tinto) dos copitas los varones y una las señoras pueden beneficiar a los mayores de 45 años, no se aconseja beber a los abstemios.
          
                                                 
Bebidas No permitidas

 


 LA CERVEZA, el problema es que la malta tiene un enorme índice glucémico, sin contar con el alcohol,  por tanto no es una bebida para diario (por lo de las barrigas cerveceras). LOS ZUMOS hacen el mismo efecto nocivo porque concentra el azúcar de varias piezas de fruta y elimina las fibras (el exceso de zumos o el abuso de la fruta puede elevar el ácido úrico como subproducto del metabolismo de la fructosa, que a su vez eleva la tensión).

Los alimentos DESNATADOS,  BAJOS EN GRASA Y LIGTH no resultan mejores,  pues quitar la grasa y poner azúcar o un edulcorante a cambio es un disparate. NO  FUNCIONAN  LOS  ALIMENTOS FUNCIONALES  tales como las margarinas u otros de base láctea  con fitoesteroles  para bajar el colesterol,   ni tampoco los lácteos para “aumentar las defensas”, AMBOS SON PROPAGANDA MERCANTIL. Ya hemos explicado que el colesterol de la dieta NO tiene que influir en el colesterol de la sangre (QUE SE FABRICA EN EL HÍGADO Y TIENE OTROS  MEDIOS DE REGULACIÓN),  por tanto hace años que el Comité Asesor en Alimentación de los EEUU  ha dejado de dar importancia al colesterol de los alimentos (¡aunque los famosos sigan  haciendo anuncios para hacer caja!). Por tanto impedir la absorción parcial  del colesterol de los alimentos mediante una barrera de fitoesteroles  no tendrá ninguna significación en el riesgo de padecer enfermedades del corazón (TAMPOCO SE HA DEMOSTRADO QUE EL “COLESTEROL TOTAL  ELEVADO” SEA UN FACTOR DE RIESGO PARA EL CORAZÓN AUNQUE LE HAYAN DICHO LO CONTRARIO), ya sé que algunos de esos alimentos tienen el sello de la Sociedad Española del Corazón pero estas asociaciones también necesitan financiarse ¿no?, caso idéntico el de   las galletas que patrocina la Sociedad Española de Pediatría (vea el anterior artículo con el título   “Al bando de la huerta, a la fiesta de la sardina y olvídate del colesterol y de las estatinas”).


 

LOS EDULCORANTES tampoco son buenos pues, por ejemplo, los estudios realizados en Francia han demostrado que las personas que consumen bebidas edulcoradas aumentan su riesgo de diabetes, obesidad (y depresión) tanto como las azucaradas.
 Nuestro MEJOR “ALIMENTO FUNCIONAL” es el GAZPACHO (también el mencionado alioli) que es una mezcla de hortalizas ricas en fibras y un sin fin de nutrientes y antioxidantes: QUERCETINA, VITAMINAS, BETACAROTENO Y LICOPENO junto a   las propiedades  cualidades  del aceite de oliva virgen y la pimienta, ¿se puede pedir más?, yo lo prefiero a esas mezclas verdes que se ven en la tele, pero claro ¡TENEMOS QUE SABER APRECIAR LO NUESTRO!



Por último un breve repaso a las INFORMACIONES ERRÓNEAS  y/o de interés solo comercial. No es necesario tomar 3 lácteos al día en ninguna circunstancia, aunque lo diga la tele, las señoras tienen una pérdida de densidad ósea tras la menopausia pero eso no significa que tengan osteoporosis (las pastillas de calcio, aún peor,  pues esta prescripción que data de hace más de 30 años ha demostrado mediante estudios  que  aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca). Otra falacia es decir que los  alimentos contienen suficiente vitamina D como para cubrir nuestros requerimientos durante el otoño y el invierno, esto es FALSO (si no lo cree analice su vitamina D en sangre durante el mes de enero o febrero), por supuesto en primavera y verano es necesario tomar 20 minutos de sol varias veces a la semana en horas centrales del día (sin camiseta y sin protector solar) para cubrir los requerimientos de este excepcional nutriente, ¿lo sabía? (en el anterior artículo: Tus 20 minutos de primavera llevan el código de la luz,  está  todo lo que debes saber sobre el sol y la vitamina D). En la pirámide alimentaria ya se abre la posibilidad de suplementar con  vitamina D de la misma manera que en el embarazo y lactancia (por cierto muy necesario en estos momentos suplementar a la futura madre con vitamina D  PERO EN CANTIDAD  MUY SUPERIOR A LA QUE CONTIENE SU MULTIVITAMINAS AL USO).

 El doctor Walter Willett es partidario de poner un polivitamínico en la base de la pirámide nutricional, el doctor Valter  Longo recomienda que se tomen tres veces en semana. Aunque no hemos hecho mención de la Pirámide  Alimentaria, solo decir que  no le faltan las críticas por mantener sobre la base los cereales y  el pan (incluso empaquetados) que hacen mucho daño pues aumentan el riesgo de obesidad y diabetes. El veterano endocrino madrileño Sánchez Franco dice al respecto que “ya no somos trabajadores manuales y estos alimentos (los de la base de la pirámide) deben ser ocasionales,  hay que subirlos a lo alto de la pirámide alimentaria”.
 Tampoco se necesita más de tres comidas al día (a veces 2 y una merienda es suficiente para obesos y diabéticos tipo II), lo de las 5 comidas es un mito, como también  lo es  pensar que el desayuno es la comida más importante  del día, o que hay que desayunar cereales (desde que se han desarrollado tantas modalidades para “el desayuno de los campeones”) o pan tostado del que tenemos tanta dependencia. Se puede desayunar cualquier cosa que sea saludable, como una tortilla con atún o salmón, o un huevo con alubias. No podemos llevar una dieta mediterránea correcta si seguimos pensando que se puede comer de todo con tal que sea variado y moderado, pues eso permitiría entrar en nuestro menú a  todos los alimentos nocivos, culpabilizando posteriormente al consumidor de su mal resultado de salud.

EN RESUMEN: La dieta Mediterránea en el “CONTEXTO ACTUAL” sigue siendo la mejor elección para una amplia mayoría de la población, es la base necesaria para alcanzar los ansiados objetivos de salud, longevidad y bienestar. A este respecto, ni los responsables de la Política Sanitaria, ni los profesionales facultativos han tomado la RESPONSABILIDAD o la DETERMINACIÓN de  MOTIVAR  y  EDUCAR  adecuadamente a la población.
Los resultados de la investigación parecen indicar que los alimentos animales y vegetales deben combinarse con equilibrio e inteligencia sin que pueda decirse que la exclusión de unos o de otros tenga ventajas en todas las personas. Queda claro sin embargo  que la industria alimentaria ha irrumpido como elefante en una cacharrería lanzando una gran variedad de alimentos y bebidas poco convenientes que sabotean o perturban el resultado de una alimentación natural sana, además el consumidor generalmente tiene poca percepción de las consecuencias tan lamentables aparejadas al consumo de los  alimentos metabólicamente  tóxicos, y tampoco tiene la suficiente información veraz e independiente para hacer las  elecciones correctas.

La ciencia aconseja en la dirección de una contención en el consumo de las proteínas, dar prioridad  al pescado sobre la carne  y alternar estos alimentos con legumbres, frutos secos y otras fuentes de proteína vegetal. Es necesario consumir una generosa cantidad de grasas saludables a diario, como las que se obtienen del  pescado azul, aceite de oliva, frutos secos, semillas de calabaza, aguacates o aceitunas, y  una proporción menor  procedente de los huevos, los lácteos enteros y la carne de animales bien criados. Sin embargo hay que cuidarse mucho de NO consumir ni MARGARINAS VEGETALES  NI ACEITES VEGETALES REFINADOS de ningún tipo, pues generan enfermedad y toxicidad. No olvide que los dulces, la bollería, los zumos, los refrescos azucarados (o edulcorados light), el pan, la pasta, o cualquier alimento que contenga harina de trigo deben ser, a lo sumo, excepcionales en nuestra  mesa,  y en muy limitada cantidad, mientras que las verduras y las frutas deben formar parte de todas y cada una de las comidas.

 En general debe observarse una MODERACIÓN EN LAS RACIONES, es decir una alimentación FRUGAL  pues esta buena costumbre alarga la vida. Tres comidas al día son suficientes en general, y dos comidas y una merienda (suprimiendo la cena) para los que luchan con el sobrepeso o la diabetes II (estos dos problemas se pueden revertir y curar sin medicamentos ni cirugías). Es necesario  implementar  lo que podría llamarse  un “AYUNO EFICIENTE”, muy sencillo de llevar en la rutina diaria si programamos todas las comidas en un lapso de 12 horas (o incluso menos), por ejemplo entre la ocho o las nueve de la mañana y las ocho o las nueve de la noche, dejando pasar tres horas antes de ir a dormir (sin más picoteos). Esto es una recomendación que surge con fuerza en la actualidad cuyo conocimiento e extiende entre las clases sociales más educadas en el cuidado personal.  Esta cronología alimentaria tiene un poderoso efecto en la  longevidad  y en el fortalecimiento de la salud general, ya que el  ayuno es necesario para  el mantenimiento de la sensibilidad a la insulina, para equilibrar los aminoácidos en el  día, para que se dé la mitofagia, para la reparación celular y  para IMPULSAR LA HABILIDAD DE LAS MITOCONDRIAS EN LA COMBUSTIÓN DE LAS GRASAS. Si tanto entusiasmo mostramos para defender el desayuno, debemos reparar en que esta primera comida del día  viene después de AYUNAR,  y en ello hay que poner énfasis y atención pues así lo está  determinando la ciencia, si no respetamos los tiempos, EL AYUNO NO SERÁ “EFICIENTE”.

España tiene que seguir oliendo a pueblo, ajos, cebollas, pimientos, hervidos verdes, escalivadas,  potajes de legumbres, paellas, pescados, mariscos, asados de carne, michirones,  tortilla de patata o camarones, calamares fritos, jamones, embutidos, y también a churros y repostería de semana santa,  a todo eso que es lo  nuestro. No podemos caer en el reclamo televisivo de la pizza (aunque nos la anuncien desde una masía rural), la hamburguesa gigante, las colas, los “¡aquí  me lo como!”,  los cereales de los campeones, los snack, la bollería, las cremas de chocolate untadas en pan y todos esos contaminantes  OBESOGÉNICOS, ¡CLARO QUE NO!

Juan Carlos Fernández Salamanca









domingo, 12 de enero de 2020

LA DIETA MEDITERRÁNEA CON SU PUNTO DE SAL PERO LIMITANDO LO DULCE, LO LIGHT Y EL CEREAL


Este consejo sirve como título y resumen de este artículo dedicado al controvertido asunto  de la sal en nuestra dieta  mediterránea.  El sodio  es un mineral esencial sin el cual nuestras funciones celulares no podrían realizarse y por tanto la vida sería imposible. Hace milenios la sal valía  literalmente su peso en oro y por ello el trabajo se pagaba con sal,  de ahí la raíz de la palabra salario, tal vez su importancia se debiera a que era un ingrediente imprescindible para conservar los alimentos y darles sabor, hoy día está  incluida en la mayoría de los alimentos elaborados por la industria alimentaria.


“Es la sal de la vida”, con esta  expresión ensalzamos el valor de las cosas, pues ciertamente la sal  tiene una gran importancia para la  humanidad. Muy al contrario, para muchos la sal es hoy día un veneno peligroso responsable de subir la tensión arterial y en consecuencia provocar enfermedad cardiovascular, ¡muy lejos de la verdad!, injustamente se la ha demonizado tanto como a las grasas saturadas y al colesterol, podríamos llamarlos “los tres demonios inocentes”.

 Antes de entrar a defender el derecho a condimentar  los alimentos con “nuestro punto de sal” y realzar así el placer de comer, hemos de constatar que hay una fuerte relación observada entre la tensión elevada (HTA), las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 (DM2), el síndrome metabólico, la gota, la obesidad e incluso el cáncer.
Estos problemas de salud son muy prevalentes y TIENEN UN FACTOR EN COMÚN QUE ES LA RESISTENCIA A LA INSULINA QUE ESTA  PROPICIADA SOBRE TODO POR UN EXAGERADO CONSUMO DE AZÚCAR AÑADIDO A LOS ALIMENTOS Y BEBIDAS (PRINCIPALMENTE LA FRUCTOSA), SUMADO A OTRO CONSUMO TAMBIÉN MUY ELEVADO DE CEREAL DE TRIGO EN TODAS SUS ELABORACIONES, SIN OLVIDAR EL EFECTO CONTRAPRODUCENTE EN ESTE SENTIDO  QUE TIENEN LOS ACEITES REFINADOS POLIINSARURADOS Y LA MARGARINA,  ERRÓNEAMENTE RECOMENDADOS POR TENER ORIGEN VEGETAL.

Por desgracia pocas personas saben que la HIPERTENSIÓN (tensión alta) con frecuencia es la resultante de una combinación de factores que incluye primeramente la resistencia a la insulina (que provoca valores altos de insulina que irritan las arterias), en segundo lugar concurre un bloqueo parcial del óxido nítrico (que es una molécula necesaria para dilatar los vasos sanguíneos) por el exceso de ácido úrico resultante de la degradación de la FRUCTOSA.

Estos son problemas muy distantes de los que pueda generar, o  no, el uso del salero en nuestra mesa.  Merece  la pena ver en la red los artículos del doctor  e investigador estadounidense  Richard Johnson al respecto de la fructosa y su implicación en la obesidad y el hígado graso o la resistencia a la insulina.  La  harina de cereal  de trigo actual (modificado y refinado, con un índice glicémico diez puntos superior al del azúcar) está  omnipresente  en muchos de los productos cotidianos de consumo, solo ver la  publicidad de los fabricantes: “el pan nuestro de cada día, la pasta para todos los días del año,  o los cereales para el desayuno de los campeones”.

“Comer pan es  como tomar azúcar a lo bestia…y un problema muy serio en España” advierte el catedrático de Salud Pública en la Universidad de Navarra el doctor Miguel Ángel Martínez-González, cerebro del famoso estudio PREDIMET  y  ahora el PREDIMET PLUS (próximo a concluir),  que en su nuevo libro nos explica que EL PAN Y LA PASTA NO pueden incluirse en la lista de alimentos permitidos a los participantes de este último  estudio, que es un trabajo que pretende demostrar que  la dieta mediterránea bien llevada protege de la obesidad y la diabetes (en el anterior estudio PREDIMET de este mismo autor, ya se demostró que la dieta mediterránea reducía el riesgo de hipertensión y otros malos indicadores de salud).

 A menudo la sal, el azúcar y el trigo van de la mano en la misma manufactura, estos dos últimos son MUY ADICTIVOS como nos advierte en sus publicaciones el doctor Williams Davis (en  su libro sobre  el trigo) y el doctor  Robert Lustig (sobre el azúcar), también el glutamato monosódico lo es, y muchos de  los snaks  salados,  pues “¡es imposible comer solo uno!”, ¿verdad?  

Está  claro que la industria alimentaria nos hace tragar sal sin que lo apreciemos, razón por la cual el 72% del sodio que consumimos está  añadido en los alimentos y bebidas manufacturadas.

Es importante en consecuencia eliminar los alimentos  “basura” de nuestra mesa (los refrescos de cola también suman  sodio y azúcar), pero sin renunciar a condimentar nuestros guisos mediterráneos  con nuestro “punto de sal”,  o disfrutar de nuestros  exquisitos salazones, pues el sodio es un nutriente esencial para el corazón como lo son también el resto de minerales y las vitaminas.

 

 Los cocineros saben bien de la importancia del punto de sal para estimular el apetito  (también el de los enfermos). Si bien sabemos que la sal se compone de CLORO Y SODIO, es solo el primero quien aporta el sabor (cloro 60% sodio 40%), no es extraño que el sabor salado pase desapercibido cuando el fabricante añada sodio o lo camufle con azúcar (en el tomate frito, colas, pan, dulces…). Por supuesto que hay que leer las etiquetas  de los alimentos para ver  si hay sodio, y en  qué  cantidad (también de glutamato monosódico  pues este se puede encontrar hasta en  las latas de aceitunas), con esta precaución tenemos más posibilidad de hacer una dieta mediterránea mejor  llevada y al tiempo controlar estas fuentes de sodio añadido u otros ingredientes indeseables. Debemos conocer que el glutamato monosódico  aumenta el riesgo de hipertensión, obesidad y síndrome metabólico por su influencia negativa en la hormona LEPTINA. Con solo azúcar, harina y aceites poliinsaturados (NO METO A LA SAL EN ESTE SACO) la industria alimentaria ha PROPICIADO una gran cantidad de enfermedades crónicas PREVENIBLES que se presentan hoy día como  epidémicas (filón para las farmacéuticas), sin que se quiera señalar a nadie como responsable directo, basta ver que a todos y cada uno de los productos insanos publicitados en  televisión se les añade un consejo de salud, a pie de imagen,  que pretende borrar el efecto dañino de consumir tales venenos. Se lanza un engañoso mensaje  al consumidor para que este piense que  todos tienen su lugar dentro de una “dieta variada o equilibrada”, eso sí, con mucho ejercicio posterior, ¡por favor, no lo crean!  Para empeorar las cosas, como avisaba hace décadas el veterano doctor norteamericano Richard  Paswater,  las personas sensibles a la sal suelen  serlo también al azúcar,  ya sabemos que los alimentos actuales industrializados son un compendio de ambos, es decir una bomba para el metabolismo, sobre todo para los más sensibles.

Habiendo aclarado el tema de la resistencia a la insulina y dejando aparte ahora el sodio añadido a los alimentos industrializados, vamos a ver qué situación tenemos en nuestro país. Las encuestas de alimentación estiman que los españoles consumen una media de 9,8 gramos de sal al día (se estima que el sodio natural que ingerimos  de los alimentos es sólo el  8% del total que consumimos) y los expertos aseguran que consumir menos de 5,6 gramos o más de 12,5 podría ser perjudicial para la salud en ambos casos, por tanto NO parece necesario que se dé la voz de alarma a nuestra Salud Pública, cuando sabemos además que SOLO EL  8% de la población experimentará un aumento o disminución de la presión arterial al subir o bajar la sal. Esta sensibilidad podría aumentar con la edad pero en todos los casos se podría neutralizar con un aporte adecuado de potasio, por tanto ES MEJOR EVITAR EL DÉFICIT DE POTASIO QUE REDUCIR LA SAL. Solo con una dieta muy  estricta BAJA EN SAL las personas sensibles, que ya padecen de hipertensión,  lograrían reducir su tensión  arterial (de forma clínicamente insustancial según los expertos), pero con la cantidad de alimentos industrializados (con sal añadida) este objetivo es muy difícil de conseguir. SI SOBRECARGAMOS MUCHO DE SAL a las personas (bastante más de 12.5g. al día) el 20% no lo soportará, pero es igualmente cierto que un porcentaje similar experimentará una SUBIDA de la tensión arterial si la dieta es BAJA en sal (menos de 7,5 g. al día). Se estima que solo entre un 30 a un 50% de los hipertensos son sensibles a la sal, pero SI NO ERES HIPERTENSO LA SAL  TAMPOCO TE HARÁ SUBIR LA TENSIÓN ARTERIAL.

Sally Fallon Morell, presidenta de Weston A Price Fundation  señaló  que ya se había estudiado  en un trabajo publicado en 1991 que una persona necesita entre UNA  y UNA y MEDIA cucharaditas de sal al día (una cucharadita seria en torno a 5 g ), “con menos de esta cantidad se desencadena una cascada de hormonas para recuperar sodio del flujo de desechos, dichas hormonas  HACEN VULNERABLES A LAS PERSONAS CON ENFERMEDADES CARDÍACAS Y PROBLEMAS RENALES, ESTO ES BIOQUÍMICA PROBADA, BIOQUÍMICA PROBADA” termina la doctora.
Es  como decir que menos de 7.5g de sal empeora la salud de todos incluidos los que ya padecen de insuficiencia cardíaca.

¡En estudios aleatorios controlados (los más fiables) publicados en PubMed, puede verse que LA REDUCCIÓN DE LA SAL  NO AFECTA NI A LA MORTALIDAD GENERAL NI A LA INCIDENCIA DE ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES, Y QUE AL CONTRARIO, LA RESTRICCIÓN DE SAL AUMENTA LA MORTALIDAD EN PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDÍACA!



Con estos datos en la mano, que seguro le habrán sorprendido,  ya sabe a qué  atenerse, porque  parece que  la OMS ha recomendado una  cantidad EXCESIVAMENTE BAJA de sólo 5 gramos  de sal al día (2 gramos de sodio). Esto nos lleva al punto de partida,  pues la DIETA  MEDITERRÁNEA BIEN LLEVADA  puede equilibrar  los valores de sodio y potasio porque es naturalmente rica en potasio al contrario que la dieta basura que es pobre en este mineral. Las espinacas, las verduras, el brócoli, la lechuga, las acelgas, los aguacates, los plátanos, ciruelas,  el apio, son algunos ejemplos de alimentos ricos en potasio.



SE NECESITA 5 VECES MÁS POTASIO QUE SODIO, el desequilibrio de estos dos minerales puede estar en el inicio de la hipertensión,  pero además el déficit de potasio puede provocar PIEDRAS DE RIÑÓN (cálculos renales), deterioro de la memoria, OSTEOPOROSIS, impotencia, úlcera de estómago y cáncer. El equilibrio entre sodio y potasio es más importante para la salud cardíaca que el exceso de sodio, según decía el  doctor Richard Paswater (en su libro La Nueva Supernutrición), la sal pudiera ser una causa  indirecta en las personas afectas de tensión alta mientras que la carencia de potasio, magnesio, vitamina C y vitamina A  serían causas  directas. LOS  SÍNTOMAS POR FALTA DE SODIO son: fatiga muscular, espasmos, calambres, palpitaciones cardíacas, cambios en el apetito, dolor de cabeza o cambios del carácter. Pongan atención en estos síntomas  los trabajadores en lugares calurosos o que usen indumentarias de protección, los deportistas (deben  llevar una botella de avituallamiento con agua un poco de sal y limón),  los consumidores de varias tazas de café o té (pues eliminan mucho sodio en la orina), los que beben mucha agua y sudan mucho.

 


 


Los enfermos de Crohn, colitis ulcerosa, enfermedad celiaca y operados con cirugía bariática  necesitan mayor aporte de sodio por malabsorción, pero también los que toman diuréticos o los que padecen APNEA DE SUEÑO pues estos últimos podrían perder hasta 3g de sodio durante el sueño. Es más difícil consumir cantidades dañinas de sodio pero es fácil acabar con poca cantidad (3 gramos de sodio multiplicado por 2.5 nos da los gramos de sal total,  en este caso, sal total = 7,5 gramos).
La realidad  estadística es un drama pues en la  población española hay un 43% de hipertensos (un buen número  de ellos lo desconoce), el 49,9% de ellos son varones y  el 37% son mujeres (el tabaquismo es también un gran generador de hipertensos). En los EEUU hay 16 millones de hipertensos que a pesar de estar tomando medicación NO están controlados.  ¿PERO ES LA SAL RESPONSABLE  DE ESTE TREMENDO RESULTADO?

 El doctor Gerard M Reaven en la Universidad de Stanford investigó hace décadas que los niveles de INSULINA ALTOS (resistencia a la insulina) provocan enfermedad cardíaca y ataques al corazón,  y que estas personas afectadas de resistencia a la insulina tienen una MAYOR CIFRA DE TENSIÓN ARTERIAL, menos colesterol bueno (HDL), y otra factores de riesgo añadidos. Las investigaciones de Reaven (descubridor del síndrome metabólico o prediabetes) fueron respaldadas por la doctora Ivana Zavaroni de la Universidad de Parma. Otra investigación realizada en Paris con la participación de 7.000  policías  de la ciudad, contabilizó 169 fallecidos de ataques cardiacos durante el transcurso del estudio,  todos ellos tenían cifras de insulina un 20% superior a lo normal. El síndrome metabólico es el resultado de la resistencia a la insulina, el 31% de la población española lo padece (ver artículo dedicado a este tema con el título “Conozca y plántele cara al peligroso síndrome metabólico”). 

Los expertos han criticado mucho que se ponga atención en algo clínicamente irrelevante como es la sal, mientras se pierde de vista la resistencia a la insulina y la escasez de potasio en la dieta, PUES CUANDO LA INSULINA ESTÁ BAJA LOS RIÑONES PUEDEN DRENAR EL SODIO Y EL AGUA SOBRANTE, ADEMÁS EL EQUILIBRIO DE SODIO-POTASIO RECOMPENSA CUALQUIER EFECTO ALCISTA DEL SODIO EN LA TENSIÓN ARTERIAL.
Para muchos, este  artículo podría quedar terminado aquí pero para los demás he escrito el resto con un sorprendente contenido.

Llegado a este punto vamos a ver qué se sabe “de cierto”, o que EVIDENCIA hay en este controvertido tema de la sal en relación con la hipertensión o la enfermedad del corazón, y algo importante también, si tiene o no tiene sentido hacer recomendaciones de Salud Pública que limite el consumo de sal o que animen a llevar dietas pobres en sal.

En su libro “The Salt Fix” el doctor e investigador James DiNicolantonio  aporta una perspectiva histórica del uso  y consumo de la sal donde nos hace reparar en  que las poblaciones ancestrales,  que conservaban los alimentos con la sal,  hacían un consumo de esta 10 veces mayor que hoy, además, poblaciones tan longevas como la japonesa o la sur-coreana son las mayores consumidoras de sal, unos riñones sanos podrían eliminar 86 gramos de sal al día(34.4 g de sodio), “nunca ha habido evidencia de que incrementar el consumo de sal fuera paralelo al aumento en cualquier enfermedad crónica, de hecho el consumo ha ido disminuyendo a medida que se generalizó el uso de neveras para la conservación de los alimentos (a principios del siglo XX), mientras que la hipertensión , la obesidad y la diabetes han ido aumentando”.



Según sigue analizando DiNicolantonio, la primera hipótesis sobre la relación de la sal con la hipertensión data de los años 60 cuando Lewis Dahl  hizo un estudio similar al de Ancel Keys, cogió 5 poblaciones para trazar una línea recta ascendente que indicaba hipertensión a medida que aumentaba el consumo de sal. Otro estudio “Intersalt” en 1988 publicado en BMJ  incluía 52 poblaciones, cuatro de ellas eran poblaciones primitivas que no consumían sal, si se eliminaban a estas 4 poblaciones y se observaban la 48 restantes, en realidad hubo una menor presión arterial a medida que aumentaba el consumo de sal, pero eso no fue señalado como bien dice el doctor.

 ”Estas culturas primitivas consumían una tonelada de potasio y magnesio, hacían más ejercicio y eran más delgadas, además, no consumían alcohol ni azúcar”. La conclusión de este estudio fue que NO había relación entre el consumo de SODIO y la tensión arterial. DiNicolantonio  explica que  la reducción de sal puede provocar RESISTENCIA A LA INSULINA, como se confirma  en una curva de glucemia, de hecho podría descender la tensión arterial al reducir la sal pero disminuir también la proporción entre colesterol total y colesterol bueno, además de aumentar los triglicéridos, esto incrementaría el riesgo de enfermedad cardiovascular aunque disminuyera algo la tensión arterial (¡menuda paradoja! ¡OJO CON ESTO LOS DIABÉTICOS!). 

De otra parte la alimentación baja en sodio afecta negativamente a la SALUD ÓSEA ya que el cuerpo empezaría a extraer el sodio QUE LE FALTA a expensas del hueso y esto provocará reacciones en cadena que acaban  también en  perdida de magnesio y de calcio (mal dato en una población envejecida como la nuestra donde abundan los problemas óseos y se consumen abundantes medicamentos para paliarlos). Dado que el magnesio es un mineral importante en la salud cardíaca  y ósea también resulta  muy negativo  perder este mineral por  la orina. Como ha podido leer el doctor DiNicolantonio  coincide en este particular plenamente con la doctora Sally Fallon Morell,  mencionada anteriormente,  y con las investigaciones acerca de la resistencia a la insulina.

Los expertos consultados aseguran que muy probablemente el mito que identificó y perpetuó la sal como causante principal de hipertensión  se basó mayoritariamente en el estudio DASH-SODIO, que se publicó en la revista NEJM  1997. En las conclusiones se puede leer que   ”una dieta baja en sal, rica en fruta y vegetales y productos lácteos bajos en grasa y una menor cantidad de grasas saturadas y totales podría reducir sustancialmente la presión sanguínea”. Gary Taubes  que es un investigador  y periodista científico muy popular en los EEUU en uno de sus libros  afirma  que   “la controversia sobre los beneficios de consumir poca sal, si los hay, constituye una de las disputas más extensas, vitriólicas y  sub-realistas de toda la ciencia médica, los investigadores que creen que han detectado tales beneficios fueron engañados por influencia confusa de otras variables. La presión arterial ha disminuido tanto en los participantes de los estudios donde se suministró POCO AZÚCAR en la dieta como en el estudio de referencia DASH-SODIO, pero esto ha sido ignorado convenientemente”.

Desde que el Departamento de Agricultura y el Instituto Nacional De La salud de los EEUU apoyaron la teoría de la sal como causante de hipertensión, se la trató como un enemigo público, de esta forma se daba la impresión que se estaba trabajando para disminuir la enorme cifra de hipertensos de los EEUU, aducen los críticos. Sin embargo un estudio publicado en la revista Hipertensión por la Asociación Médica Americana encontró que bajos niveles de sodio en orina estaban relacionados con un mayor riesgo cardíaco. En los últimos 30 años los más destacados estudios científicos NO HAN CONSEGUIDO RELACIONAR LA SAL CON LA HIPERTENSIÓN, algunos de ellos son los siguientes:


  • J.Chronic Dis 1987.Tras una alimentación ALTA en sal, el número de personas que experimentaron elevaciones en su tensión arterial fue prácticamente EL MISMO  que las  que registraron bajadas de la presión sanguínea,  un buen numero permaneció igual.
  • NHANES I, Publicado en la revista Lancet 1998. La conclusión es que “estos estudios NO RESPALDAN LAS RECOMENDACIONES  de una reducción rutinaria en el consumo de sodio, ni justifican los consejos de aumentar o disminuir su concentración en la alimentación”.
  • NHANESII, AJM  2006 “Los tipos de alimentación bajos en sodio produjeron tasas de mortalidad MÁS ELEVADAS  en personas con enfermedad cardiovascular lo que generó dudas sobre la probabilidad de la ventaja de supervivencia que acompaña a una dieta baja en sodio”.
  • Rotterdam. Europe  Journal  Epidemiology 2007.” A partir de este y otros estudios epidemiológicos concluimos que todavía NO SE HA PODIDO ESTABLECER el efecto de la sal alimenticia en los parámetros clínicos cardiovasculares y la mortalidad general dentro del rango de consumo que se observa comúnmente en los países occidentales”.Este estudio también dice, como el anterior, que con el consumo que se hace de la sal en nuestra dieta cotidiana no se ha determinado ningún efecto sobre las enfermedades del corazón.
  • LA COCHRANE es un organismo formado por un numeroso grupo de científicos independientes de muchos países cuya sede central  está  en el Reino Unido, hacen  muy buenas (de las mejores) revisiones de  estudios y  publicaciones,  gozando de muy buena reputación,  aunque no hay ninguna agrupación perfecta o libre de crítica. Al respecto de la sal tienen una revisión en 2003 que dice” hay POCA EVIDENCIA de los beneficios a largo plazo de consumir una menor cantidad de sal”. En 2004 hablaban de una reducción  escasa de la tensión arterial de un 3.5% en los participantes hipertensos  y de un 1.1% los normo-tensos cuando reducían la sal.” Las intervenciones intensivas e inadecuadas en Atención Primaria o programas de prevención producen reducciones MÍNIMAS A LARGO PLAZO”. En 2011 se vuelve a pronunciar  La Cochrane y dice” reducir la cantidad de sal NO PROPORCIONA BENEFICIOS CLAROS, en términos de probabilidad de mortalidad o experimentar una enfermedad cardiovascular, en realidad aumentan otros riesgos cardiovasculares que teóricamente podrían eliminar el menor riesgo de estas enfermedades que se cree produciría la reducción de la tensión arterial, como son el aumento de los triglicéridos o la reducción de la proporción colesterol total y colesterol HDL (colesterol bueno).
Véase que lo mismo dice este organismo independiente que los doctores antes dichos.

  • Clin  Sci. Londres 2008. Los tipos de alimentación bajos en sodio producen LOS PEORES RESULTADOS  clínicos en las PERSONAS CON INSUFICIENCIA CARDÍACA CONGESTIVA  debido a que ocasionan efectos renales y neuro-hormonales perjudiciales.
  • Rotterdam. JBMR 2011. “LA HOPONATREMIA LEVE (déficit de sodio) en adultos mayores  está  relacionada con un MAYOR RIESGO DE FRACTURAS  vertebrales y no vertebrales por incidentes, al contrario de la densidad mineral ósea”.
  • JAMA 2011. La presión arterial sistólica, al contrario que la diastólica, cambia con el tiempo y se alinea con un cambio en la excreción de sodio, pero esto no produjo un mayor riesgo de hipertensión o complicaciones cardiovasculares. Una menor excreción de sodio estuvo relacionada con una MAYOR MORTALIDAD POR ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR. En este estudio se produjeron 50 muertes en el grupo que  consumió una dieta baja en sal, 24 muertes en  el grupo que consumió  una dieta moderada en sal, y solo 10 personas en el grupo que consumió la dieta más alta en sal de los tres grupos. ¡POR TANTO AQUÍ QUEDÓ CLARO QUE CONSUMIR POCA SAL NO ALARGA LA VIDA, SINO LO CONTRARIO! El grupo que  consumió menos sal tuvo un riesgo de  enfermedad cardiaca 56%  MÁS ELEVADO.
¿Qué  sentido tiene hacer recomendaciones a la población para que reduzcan su consumo de sal si  con ello aumenta la posibilidad de enfermar del corazón, o  de  morir?


  • Meta-anáisis. AJH 2011. A pesar de recopilar más datos de eventos que las revisiones sistemáticas anteriores, aún NO HAY SUFICIENTE PODER  para excluir los efectos clínicamente importantes de llevar una dieta baja en sal en la mortalidad o la morbilidad cardiovascular. 
  • No se debe consumir menos de 3 gramos de sodio al día (3x2.5 =  7,5 gramos de sal) porque según un estudio publicado en JAMA, ¡AUMENTA  EL RIESGO DE MORIR!, SOBRE TODO EN DIABÉTICOS (la resistencia a la insulina aumentaría en tan solo 7 días con una cantidad de sal tan baja). Para saber los gramos de sal de un alimento, multiplique por 2.5 los gramos de sodio que figure en la  etiqueta. MENOS DE 7.5 GRAMOS AL DÍA DE SAL ES UNA DIETA BAJA EN SAL (menos de 3 gramos de sodio al día).



  •  El doctor Rami  Doukky de Chicago, especialista cardiovascular y profesor del centro médico de la Universidad de Rush, encontró que el riesgo de insuficiencia cardíaca aumentó en el 42% en las personas que restringían la sal frente  al  26% que no lo hacía, la probabilidad de morir fue un 85% mayor en los que restringía la sal, así  como también aumentó del mismo modo la probabilidad de estos de ser ingresados por enfermedad cardíaca.
  •  Desde Nueva York Sean Lucan, un brillante autor (e investigador  financiado) de la facultad Albert Einstein de Medicina, declaró en un artículo para la revista americana Journal of Public Health (2012) que “no podemos extrapolar que disminuir el consumo de sodio podría reducir el riesgo cardiovascular o de muerte prematura. A pesar de que hay afirmaciones en sentido contrario, no sabemos si reducir el promedio de consumo de sodio en la población disminuiría el riesgo de enfermedades cardiovasculares o SALVARÍA VIDAS”.

Estas declaraciones las hizo dos años después de que se declarara la guerra a la sal en Nueva York explicando que la relación entre el sodio y la tensión arterial es INCONSISTENTE Y DESDE EL PUNTO DE VISTA CLÍNICO INSUSTANCIAL. También Lucan  recalcó que hay estudios que muestran que llevar una dieta baja en sal podría empeorar la incidencia de enfermedades cardiovasculares, y en vez de reducir, aumentar el riesgo de muerte prematura en pacientes que tienen elevado riesgo de enfermedades cardíacas. Además al reducir el consumo de sal podría DISMINUIR LA SENSIBILIDAD A LA INSULINA y tener efecto adverso sobre los lípidos en sangre (colesterol bueno y triglicéridos).



  •  El doctor Rod Tyler de la Universidad de Exeter en Reino Unido avisa de que “con los gobiernos fijando metas aún más bajas para el consumo de sal es importante que hagamos ensayos grandes para comprobar los riesgos y beneficios de reducir la sal”.
A pesar de todo lo anterior se puede leer en algunos  folletos  con recomendaciones  clásicas anticuadas para la salud que “se podrían evitar 1700.000 muertes al año en el mundo si se redujera el consumo de sal”. Seguro que ya van viendo claro lo que nos quieren decir los expertos que actualmente están analizando la evidencia sin dogmatismos, ¿verdad?

Como ya hemos visto, el  potasio guarda estrecha relación con la salud del corazón y con las cifras de le tensión arterial. El doctor Paul Welton  profesor de epidemiologia de la Facultad de Salud Publica en Tulane Nueva Orleans, analizó 29 ensayos que demostraron de forma consistente que los niveles BAJOS DE POTASIO ocasionaron lecturas de tensión arterial  SISTÓLICA más altas tanto en las personas mayores como en los que consumían mucha sal.
No podía dejar olvidar hacer mención del doctor canadiense  Andrew  Mente investigador principal del famoso estudio PURE (investigación sobre el efecto de las diversas grasas en la salud).


Su postura es que “reducir el consumo de sodio DESDE UNA CANTIDAD  ALTA A MODERADA reduce el riesgo de hipertensión pero NO HAY BENEFICIO PARA LA SALUD MÁS ALLA DE ESO”. AUMENTAR LA INGESTA DE SAL DESDE UNA CANTIDAD BAJA A MODERADA PUEDE AYUDAR TAMBIÉN, POR TANTO EN ESTE PUNTO MEDIO (entre 7.5 A 12.5g.) DONDE SE ENCUENTRA EL MAYOR BENEFICIO,  es lo que se espera de un nutriente esencial, que en un nivel alto cause toxicidad y en uno bajo cause deficiencia. El nivel óptimo siempre se encuentra en el PUNTO MEDIO”.

 Vuelvo a decir que en nuestro país estamos muy bien posicionados con nuestro 9.8 g. de sal por día como media.


Según un estudio que se publicó en la revista americana Lancet, que anotaba datos de 130.000 personas que tomaron MUCHA SAL  obtuvieron las siguientes conclusiones:


  1. Aumentan los riesgos de ataques y mortalidad por enfermedad cardiovascular en personas que  YA TIENEN LA TENSIÓN ELEVADA.
  2. En personas normo-tensas (tensión normal) NO AUMENTÓ EL RIESGO por tomar más sal.
  3. Al REDUCIR LA SAL AUMENTO EL RIESGO DE MUERTE POR ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR TANTO EN PERSONAS CON TENSIÓN ELEVADA COMO EN PERSONAS CON TENSIÓN NORMAL.

 Si bien es cierto que es difícil hacer predicciones, los expertos que las hacen han puesto en claro que la población más sensible al sodio, tanto en defecto como en exceso, serían las personas mayores, los obesos, los que padecen de síndrome metabólico, los hipertensos con la  hormona RENINA  baja, pero todos están condicionados al consumo de POTASIO, a su herencia y al consumo de los diferentes macronutrientes  como son los hidratos de carbono, grasas y proteínas (yo añadiría también el resto de los micronutrientes minerales y vitaminas). La población blanca probablemente tenga pocos beneficios de la reducción de sal y en los hipertensos solo representaría (la reducción de sal) un tratamiento “SUPLEMENTARIO”. Los investigadores son conscientes que es difícil separar por completo los efectos de reducir la sal de ciertos estilos de vida (que también influiría en el estudio). Aquellos que son más conscientes de su consumo de sal tienen más probabilidad de comer más saludable en general, hacer más ejercicio, fumar y beber menos etc. 

EXISTEN MUY POCOS ESTUDIOS ALEATORIOS a largo plazo que comparen a personas que consuman mucha sal con otras que consuman poca (por razones éticas y de financiamiento). Otro problema es que los efectos de la sal en la tensión arterial y en el corazón difieren mucho de unas personas a otras, por ejemplo se tiene que ver la edad, el índice de masa corporal, la etnia,  la salud y la herencia familiar de hipertensión.

 A falta de un liderazgo por parte de nuestras autoridades ministeriales en lo que se refiere a políticas preventivas de Salud Pública (que escasean en nuestro país), la Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria y Nutrición, más una  buena parte de nuestros profesionales facultativos, incluso además  nuestro Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares con su presidente a la cabeza, siguen apostando por las dietas muy bajas en sal como mandan los cánones  oficiales americanos, aunque esta RECOMENDACIÓN  NO TIENE UN RESPALDO SÓLIDO SUFICIENTE  para ser trasladado a las Políticas de Salud Pública ni a la medicina preventiva del trabajo (también en este ámbito las mutualidades y fundaciones trasladan a sus asegurados el mensaje  de consumir poca sal).

Contrariamente a lo que pueda parecer, la recomendación de consumir “poca sal” es perjudicial para la mayoría de los individuos, con las lógicas excepciones por determinadas enfermedades endocrinas y nefrologías. El doctor David Sakett, cofundador de la Medicina Basada en la Evidencia expresó así su preocupación en el tema de las intervenciones preventivas de  salud pública: “La agresiva asertividad con que vamos tras un paciente sano, solo puede justificarse si la intervención se basa EN EL MÁS ALTO NIVEL DE EVIDENCIA QUE GARANTICE MÁS BENEFICIO QUE DAÑO”. Por supuesto este no es el caso donde se disponga del más alto nivel de evidencia sino de todo lo contrario.

 Cuando el profesor Ioannidis  comprobó los bajos estándares de calidad de los estudios, incluso los del más alto nivel,  que manejaba la ciencia dijo: “con esos datos llenos de errores falsedades o exageraciones, los médicos no pueden tomar las mejores decisiones para el cuidado de sus pacientes (artículos publicados por la revista PLOS MEDICINE año 2005, interesante ver articulo con el título “El doctor Ioannidis otro sabio griego irrepetible”).
Ahora que  está a punto de  concluir el  estudio PREDIMET PLUS (el más grande que se ha realizado sobre el comportamiento de la obesidad y  la diabetes en el transcurso de una Dieta Mediterránea) se  está desaprovechando la oportunidad  de educar en esta correcta dieta Patrimonio de la Humanidad,  tanto en el ámbito de la medicina del trabajo (en las empresas) como en el de la Salud Pública en general. No se olvide que la dieta  mediterránea  ya ha demostrado en el primer estudio PREDIMED que es capaz de reducir la TENSIÓN  ARTERIAL   y el resto de riesgos cardiovasculares o el  infarto, incluido el síndrome metabólico y la diabetes (en este último caso redujo el riesgo en  un impresionante 52%). Por tanto reduce el riesgo de RESISTENCIA A LA INSULINA que es el  campo de batalla principal para la hipertensión. Entre sus muchas ventajas y peculiaridades,  cabe destacar también que la selección de alimentos mediterráneos es rica en potasio, como hemos dicho, pero igualmente contiene una variedad de  POLIFENOLES antioxidantes que alargan la vida,  pues tienen un variado efecto en la salud  general y cardiovascular, son por supuesto  antihipertensivos, dan  apoyo  al óxido nítrico y  procuran  protección y relajación a  la pared de los vasos sanguíneos. Los micronutrientes como el magnesio, la vitamina C,  vitamina A y  E  también son parte importante en la prevención cardiovascular y están muy presentes en las frutas, verduras, frutos secos y aceite de oliva, legumbres etc.


RESUMEN: Probablemente lo peor que  le puede ocurrir a nuestra salud  es aumentar la RESISTENCIA A LA INSULINA, ya que aumentaría tanto la hipertensión como el resto de enfermedades crónicas tal como se ha documentado aquí, y esto es lo que puede ocurrir si la dieta no provee de  la suficiente cantidad de SODIO, pues el consejo “pobre en sal” así lo propicia. Solo ver que el SÍNDROME METABÓLICO  está presente ya en el 31% de la población y ES PRECISAMENTE UN SÍNDROME DE RESISITENCIA A LA INSULINA (Ver guía de salud 5x20), que incluye factores de riesgo como los que puede provocar la DIETA BAJA EN SAL: Subida de la presión, aumento de  la insulina (por resistencia a la insulina) y de los triglicéridos, y bajada del colesterol bueno (HDL). Esta situación a su vez aumentaría la posibilidad de muerte en  los enfermos con insuficiencia cardíaca,  pero lo mismo podría ocurrirle  a otros por el efecto desfavorable sobre la obesidad y la diabetes, habría que contar también con un aumento de personas que debutarían con todas estas patologías. Finalmente recordar que, después de todo, solo un 8% de la población es sensible al sodio y la bajada LEVE  de la tensión que pudieran obtener estas personas reduciendo la sal,  seria CLÍNICAMENTE IRRELEVANTE O SOLO SUPLEMENTARIA, pudiendo obtener mejor resultado con un aumento del POTASIO en su dieta (que sería un mejor consejo sin duda). Se debería ir corrigiendo este error cambiando un consejo por otro pues como dice el genial meta-analista  John  Ioannidis  “la ciencia no  está  escrita en piedra”, aludiendo a los mandamientos que son inamovibles, por el contrario la ciencia puede y debe cambiar al tiempo que crecen los estudios de calidad y aumenta la evidencia, ¡sin dogmatismos!.
¡Me gustaría saber  hasta cuándo  van a continuar tocándonos  las  pe…..s  con la sal!

Juan Carlos Fernández Salamanca