Cada verano es un clásico muy cotidiano reavivar
el temor por el astro
sol mediante una campaña que atiende más
al marketing que a la salubridad. Se
anuncia la inminente llegada de un
consumado agresor, la prudencia aconseja ponerse protección solar o quedarse
en casa si se puede, eso sí, los
trabajadores al aire libre no pueden elegir, tienen que sufrir estoicamente y sin otro remedio los rigores del sol veraniego, éstos no parece que tengan miedo de
“este cuento del lobo”, aprovecho ahora
para homenajearlos por ello.
Muchas personas viven despaldas al sol o tienen conductas recelosas
desproporcionadas fruto de sostenidas coacciones, mensajes desafortunados o simple desinformación. Abundan los gurús que, por
inocencia en el mejor de los casos o por interés en otros, aprovechan cualquier
oportunidad para alabar el uso de los protectores solares, pregonando
machaconamente (sin más) una relación entre los rayos ultravioleta y el cáncer
de piel, aparentando que con ello contribuyen a la salud de la
comunidad.
Esta situación
me recuerda aquel momento histórico en el que los ciudadanos de la gran ciudad de Babel sufrieron un castigo divino, pues su lengua común desapareció de repente y al unísono le
fueron enviadas varias lenguas desconocidas para ellos. En semejante situación fue imposible el consenso entre sus gobernantes y el entendimiento entre los
trabajadores, cada cual “arrimaba el ascua a su sardina”, no entendían lo que
les estaba sucediendo y por esa razón se derrumbó
una gran torre en construcción cuyo pretendido fin sería mantener a salvo a los moradores de la ciudad.
En la actualidad se tambalean por el mismo motivo los cimientos de otro logro en común, ideado también para idéntico fin, que es nuestra Salud Pública.
No se crean que exagero puesto que el doctor Holick, que es una autoridad mundial
reconocida en el tema, dice que la
deficiencia en vitamina D (por falta de exposición solar) es una de las mayores
catástrofes biomédicas con la que nos enfrentamos en la actualidad, las
estadísticas reflejan que esta deficiencia alcanza a la mayor parte de la
población mundial y termina con la vida de cientos de miles de personas cada
año. Recordaran ustedes que en el pasado mes de junio se daba una insólita noticia
en el telediario nacional que ponía de relieve la abundancia de días nublados en el País Vasco, con la consiguiente escasez de sol, circunstancia esta muy negativa para la salud, que había hecho subir la venta de vitamina D para suplir la carencia.
Con este ambiente de “ río
revuelto” y de creencias infundadas se alimentan las ventas de una fórmula oleosa con la que untarse la piel que pocos aún osan rechazar
(que sin quererlo me ha recordado al infalible “bálsamo
de fierabrás”) para cuya rigurosa aplicación, unas personas a otras se brindan amable ayuda.
Desde hace décadas la industria y
sus científicos han ido construyendo un conocimiento acorde con sus intereses que ha calado tanto en la población como en
los facultativos (no en todos por fortuna), que piensan que asolearse es poco
conveniente para la piel, o el cutis. Nada
es lo que parece en esta nuestra Babel pues las evidencias se van amontonando
en favor del astro sol fuente de vida, y a pesar de que estamos muy lejos de
alcanzar el deseable equilibrio entre los beneficios y los riesgos, la balanza
comienza a caer del lado del sentido común, aunque será necesario que la opinión pública tenga TODA LA INFORMACIÓN ACTUALIZADA para corregir éste
desaguisado.
Casi todos los canceres de piel,
por fortuna, son en realidad benignos,
no invaden y no matan, las estadísticas están siendo usadas para asustar, no para
educar, según dijo el
Profesor Emérito de Dermatología de la Universidad de Newcastle Sam Shuster. El
cáncer NO MELANOMA cuenta con el 99,5% de
los casos de cáncer de piel, puede
tratarse en cuestión de semanas, muchas veces sin cirugía, con un extracto
de berenjena en crema conocido como BEC5, el último estudio del doctor Cham a este respecto fue publicado
hace poco en el Internacional Journal of
Clinical Medicine. El cáncer melanoma es mucho menos frecuente y se
cura entre el 75 y el 80%
de los casos o más, un pronóstico muy bueno. Los casos mortales son muy poco frecuentes, menos quizás que los
casos de gripe, casi podríamos llamar a
este cáncer, sirva la comparación, “GRIPE SOLAR O GRIPE ULTRAVIOLETA”, pues parece que ambas
enfermedades (gripe y melanoma) crecen bajo el déficit de vitamina D originada
por la escasez de exposición a los
ultravioleta B procedentes de la luz solar. En el Reino unido hay que lamentar
las muertes de 2.000 personas al año por melanoma, en Australia 1.500, en los
EE.UU 9.000 y en España solo 900 casos o
menos según el periodo reportado. Si nos fijamos en los 100.000 muertos al año que lamentablemente
mueren en nuestro país cada año por todos los tipos de cáncer, el melanoma representaría el 0.9% de los casos o menos.
Con esto quiero poner “la alarma” ¡en su justo lugar!
El primero que hizo estudios de
esto fue el doctor Sigismund Peller de la Universidad de Nueva York en 1937, quien
dijo que quien se exponía diariamente al sol tendría un riesgo de cáncer de
piel 8 veces mayor pero un 60% menos de
riesgo de padecer todo tipo de cáncer ¡INCLUSO DE MELANOMA!, por tanto la exposición al sol
durante todo el año tiene efecto FOTOPROTECTOR, ¡MUY BUENA NOTICIA!
Se habla del crecimiento de casos
de melanoma en todos los países desde hace décadas hasta ahora (sin especificar
que muchos de ellos aparecen en el pulmón, la vagina, el recto, planta de los
pies, u otras zonas donde no llegan los UV del sol), muchos en este nuestro
asustadizo pueblo de Babel no tienen
problema en llamarlo epidemia (para
más alarma), sin embargo sabemos que ocurrió algo que lo explica y no es en absoluto por el sol. Se ha escrito en La British Journal of Dermatology que el
sol no es responsable de dicho aumento
de casos de melanoma y que en realidad
ello sería causado por UN CAMBIO
EN LOS CRITERIOS DE DIAGNÓSTICO (“cambiaron el idioma”).
Según este estudio se estaría diagnosticando como melanomas LESIONES NO
CANCEROSAS BENIGNAS EN PRIMERA ETAPA. Esta
sería la razón por la que la mortalidad entre 1991 y el 2004 (periodo del estudio) permaneciera
prácticamente inalterada como era de esperar. Las lesiones tampoco correspondían a las zonas
del cuerpo más expuestas al sol, por tanto la conclusión final que hicieron los
expertos invitaba a la reconsideración
del tratamiento de las lesiones tempranas y a la búsqueda de mejores métodos
diagnósticos para diferenciarlas de los melanomas malignos, también se
mencionaba la necesidad de explorar nuevas direcciones en la investigación de
las causas del melanoma. Casi en los
mismos términos se expresó en nuestro
país la Unidad Docente de Dermatología
del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, añadiendo a lo anterior
que más de UN TERCIO de todos los casos
de melanoma no se explican por exposición solar e instaron a buscar
nuevas hipótesis de investigación para el melanoma, también informaron de que tenemos una de las tasas MAS BAJAS DE EUROPA para este tipo de cáncer.
A pesar de la infundada mala fama
que tiene el sol en relación al melanoma
casi no existe evidencia que la
respalde o es muy débil, según dice la
American Cancer Society aún no
se sabe exactamente cuáles son las causas del melanoma pero sabemos que hay
ciertos factores de riesgo asociados a la enfermedad, como son los rayos UV. El Journal
of the Nacional Cancer Institute afirma que la luz solar puede ejercer sustanciales beneficios en algunos tipos de cáncer,
en uno de los estudios se afirma que la exposición solar aumenta la
supervivencia en pacientes con melanoma. Con el paso de
los años está apareciendo información en el sentido de que los rayos
ultravioleta B producen vitamina D que protege contra el melanoma, pero podría aumentar (el melanoma) con el uso de
protectores solares que impiden la producción de vitamina D. Un estudio reciente publicado en la revista
médica Lancet decía que las personas que
trabajaban en lugares cerrados tienen melanoma con más frecuencia que los trabajadores
al aire libre todo el año, no se le dio publicidad “¡POR NO CONFUNDIR A LA
POBLACION”! Desde 1940 han ido aumentando los casos de melanoma en trabajadores de lugares cerrados, trabajándose con dos hipótesis publicadas en el Medical Hypotheses : que estos trabajadores no reciben UVB para producir la suficiente
vitamina D protectora del melanoma, y
que a su vez reciben UVA que al pasar
a través de los cristales de las
oficinas dañan el ADN (los
ultravioleta B no traspasan el cristal). De otro lado estos investigadores estuvieron de acuerdo que las exposiciones intermitentes que causen quemaduras pueden aumentar el
riesgo de melanoma.
Otro importante estudio reunió a
8 patólogos expertos y se les pidió que aportaran cinco muestras claras de melanoma de sus
pacientes, se reunieron 37 muestras y se
les pidió que las analizaran una a una. Solo
en 13 de los casos estuvieron de acuerdo todos los patólogos, en 8 hubo un gran desacuerdo, algunos hicieron
un 300% más de diagnóstico de cáncer que otros y eso que se trataba de pruebas
en condiciones óptimas. El doctor Welch conocido por sus publicaciones en el tema del SOBREDIAGNÓSTICO, HA MANIFESTADO QUE CUANTAS
MAS BIOPSIAS SE HAGAN POR CAMPAÑAS PREVENTIVAS,
MAYOR SERA EL NÚMERO DE DIAGNÓSTICOS POSITIVOS (AUNQUE NO LO SEAN).
En los EE.UU solo el 30% de la
vitamina D necesaria procede de la exposición solar, sin embargo esta vitamina en suficiente cantidad es capaz de
ejercer protección contra todos los tipos de cáncer, incluido el melanoma, podría
hacer disminuir en un 67% el riesgo promedio para todos los cánceres. Esto es asombroso pues más de 200 estudios epidemiológicos y
2500 estudios de laboratorio lo demuestran, según nos lo confirma uno de los grandes epidemiólogos mundiales, el
profesor de medicina de la Universidad de San Diego Dr. Cedric Garland, quién también afirmó que el 90% DE LOS CÁNCERES DE MAMA SE PRODUCEN COMO RESULTADO DE LA CARENCIA DE
VITAMINA D.
La cantidad de vitamina D en una
analítica de sangre debe ser como mínimo de 40ng/ml para que esta pueda ejercer
protección, principalmente contra el cáncer y las enfermedades
cardiovasculares. Para alcanzar esta cifra, que debe ser nuestro objetivo
también en invierno, deberíamos tomar alrededor de 5.000 unidades diarias de
vitamina D3 mediante un suplemento
alimenticio de venta en las tiendas especializadas, en verano no será necesario tomar el
comprimido, por supuesto si toma el sol
como recomienda la OMS. Esto es importante
que lo pregonara la asociación de
la “banda rosa”, ¿verdad? Por ejemplo
uno de los estudios publicados en American Journal of Epidemiology afirma que las mujeres de piel clara que toman más sol tuvieron LA MITAD de riesgo de desarrollar cáncer de mama
avanzado (con metástasis), ¿se lo ha oído decir a su médico o lo han comentado
en su programa favorito de salud?
Otro estudio del doctor Williams
Grant encontró que el 30% de las muertes por cáncer podrían haberse evitado con
niveles más elevados de vitamina D,
resulta increíble que tan pocas personas sepan cuanta vitamina D tienen en su sangre. En España se estima que
se podría reducir el 20% de los fallecidos por cáncer, es decir podrían
salvarse 20.000 personas de un total de
100.000 fallecimientos/ año por esta temible enfermedad. Más de 800 referencias
médicas recomiendan vitamina D para
prevenir el cáncer, la Asociación Española Contra el Cáncer (también el resto
de asociaciones) podría hacer más publicidad a esta clase de ciencia preventiva, pero cada cual arrima el ascua a su sardina en este Babel en que vivimos (la vitamina D y su valor preventivo se trató
en el artículo anterior titulado” Tus 20 minutos de primavera llevan el código
de la luz”). Carole Baggerly investigadora de Grass Roots Health
asegura que altos valores de vitamina D impiden que el cáncer se propague, y ha
publicado en la Health Nutrition en 2012 que el beneficio de la vitamina D solar es muy superior al riesgo de
melanoma. El tiempo de sol que se requiere es clave para tener la dosis
adecuada de vitamina D, no debemos quemarnos nunca, pero es un mito que la exposición solar de solo manos y cara sea suficiente para obtener la
adecuada cantidad de esta vitamina como algunos facultativos aseguran. Al
contrario de lo que muchas veces hemos oído aconsejar, las mejores horas para
tomar nuestros 20 minutos de sol diarios son las horas centrales del día durante la primavera y el verano donde
los ultravioleta UVB están más presentes (los UVA están presentes todo el año y
a todas las horas del día). Otro mito es
que un suplemento oral de vitamina D es igual de beneficioso que el sol pero
sin riesgo de melanoma. Según estudios de la doctora Stephanye Seneff, la exposición solar produce sulfato de
colesterol en la piel, una sustancia soluble en agua que transportará la pre- vitamina D (también producida en el mismo
momento) ejerciendo protección
cardiovascular adicional, por su parte, el suplemento de vitamina D por vía
oral no tiene esta propiedad, es soluble en grasa y se transporta mediante el
colesterol LDL. En cierta medida, la
protección cardiovascular de la vitamina D de procedencia solar se debe al sulfato de colesterol.
En opinión de los expertos los dermatólogos no se han actualizado en los 20 últimos años, han
ignorado información esencial en el tema de la vitamina D y la prevención (siguen hablando para sí
mismos en su propio idioma). Solo la
tuberculosis mata 1,5 millones de personas en el mundo comparadas con las
55.000 del melanoma (ya sabemos la relación que hay entre la temida infección pulmonar y los déficit de vitamina D). Las declaraciones públicas desafortunadas
de nuestros facultativos sobre el daño solar y el melanoma, que han regado los medios a lo largo de estos últimos años, han dejado una “huella imborrable” que da fe de este controvertido asunto (no las comentaré aquí para evitar el sonrojo
de sus autores y el asombro de los lectores).
El doctor Ackerman fundó el centro de dermatopatología más grande del mundo, fue fundador de dos revistas científicas de
dermatología de prestigio internacional, ganador del Master Award de la Academia de Dermatología de los Estados
Unidos, y precisamente publicó un libro documental al respecto de estos temas que lleva el título de Sol y La Epidemia de Melanoma: mito sobre
mito. En éste libro explica que la evidencia científica que vincula el
melanoma con la exposición solar NO ES CONVINCENTE. Cita también
Ackerman un artículo publicado en Archive of Dermatology con el que se llega a la conclusión de que los
protectores solares no han demostrado en
modo alguno que prevengan el melanoma (como ha estado afirmando
falsamente la industria de cremas solares). Además el investigador hizo notar
que los melanomas que afectaban a negros africanos, asiáticos y sudamericanos
aparecían en zonas que casi nunca se exponen al sol como las plantas de los
pies, palmas de las manos y membranas mucosas internas. En 1990 la OMS clasifica
la radiación UV de cancerígena sin hacer
alusión a la sobreexposición, a la herencia, al tipo de piel, a las quemaduras o a las condiciones del sistema inmunitario
de las personas, ¡menuda forma de tratar este tema! En un estudio sueco publicado
en 2014 por el portal inglés The Independent, el Instituto Karolinska dejó
claro que las mujeres que no tomaron el sol en verano tienen dos veces más probabilidad de morir que los que sí lo hicieron todos los días. Las
conclusiones del estudio fueron que el dogma convencional de evitar el sol y usar
siempre protector solar está teniendo
consecuencias (inesperadas) muy
negativas. Otro estudio publicado en 2011 por el Cáncer Prevention Research asegura que la vitamina D ejerce
protección a las quemaduras y al cáncer de piel, es decir, que la vitamina D
producida por los UVB ayuda a contrarrestar el daño producido por los UVA (una
cuestión de equilibrio). En el norte de Italia enferman más de cáncer de piel
que en el sur donde hay un 50% menos. En mayo de 2013 la Sociedad Europea de
Investigación Dermatológica, por medio
de los científicos de Edimburgo en el Reino Unido acordaron que los
beneficios de la exposición al sol sobre la salud cardiovascular pueden ser mayores
que los riesgos de desarrollar melanoma, en Europa se calculan entre 60 a
100 muertos de enfermedad cardiovascular por cada muerte por melanoma.
Ese mismo año la Escuela de
Medicina de Harvad sembraba las dudas sobre la idoneidad del uso generalizado
y continuo de protectores solares,
puesto que las mujeres más expuestas a los rayos solares son menos propensas a
la artritis reumatoide (las mujeres
observadas desde 1976 al 1986 así lo demuestran, pero a partir de 1986 se incorporan al estudio
mujeres que utilizaban protectores solares, desde ese momento el beneficio se
difuminó). Modernamente la OMS y la Comisión Europea apuntan a la búsqueda de equilibrio entre el riesgo
de déficit de vitamina D y los riesgos de foto-envejecimiento, cáncer de piel o
cataratas por exceso de radiación.
Esta fórmula clave explican los
expertos de estos organismos, consiste en exposiciones
cortas de entre 10 y 30 minutos de como mínimo el 18% de la superficie corporal
sin protección solar de dos a tres veces por semana. En realidad los
estudios demuestran que la mortalidad
ocasionada por el melanoma disminuye después de la exposición a los rayos
ultravioleta B que generan vitamina D.
El efecto negativo sobre el medio
ambiente que producen los protectores solares está bien documentado, el
investigador español Antonio Tovar desde
el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) realizó un estudio en
Baleares donde resalto que las cremas solares pueden tener efecto
ambiental negativo muy considerable en las zonas turísticas, estos compuestos
químicos aumentados de un 60% a un 90% (según temporada) tienen efectos tóxicos
sobre el fitoplancton marino, los crustáceos, las algas y los peces. Se
ha notado que en 98 horas los químicos de los protectores solares matan el
coral, además favorecen el doble sexo en los peces.
El consejo de la OMS es que la
población española debería de llevar protección todo el año, de llevar a la
práctica este consejo tendríamos un impacto ambiental insostenible ya que todo
va al mar (como los plásticos). Se han recogido muestras del agua de los ríos y
de las conducciones de agua potable en
los EE.UU encontrando contaminantes químicos de los protectores solares, pero también los han podido aislar en la sangre del 97% de
las personas estudiadas y hasta en la
leche de las madres lactantes (las propiedades preventivas de la vitamina D
en el embarazo y en la salud del futuro
bebé se trató en el anterior artículo titulado “este consejo es mi mejor
regalo”). Cierto es que la crema solar filtra los rayos solares pero hay
estudios que ponen en duda su eficacia para prevenir el melanoma, lo puede
mirar en el articulo del FIVE THITTY EICHT , pero ya lo dijo el crítico doctor
Ackerman, que incluso afirmó que los
protectores solares aumentaban el riesgo de melanoma, pues según dijo, “las
células de la piel no son de plástico”, si la untamos con un químico
extraño provocando una reacción ácida, bloqueamos sus capacidades óptimas de
autoprotección y adaptación naturales. En junio de 1996 la British Medical Journal publicaba que el uso de protectores solares
podía provocar más casos de cáncer de piel porque inducía a permanecer más
tiempo al sol sin quemarse, los autores de estudio advertían que los
expertos médicos apenas saben algo de la
relación existente entre las quemaduras y el cáncer de piel (en
realidad la quemadura puede resultar un mecanismo defensivo de la piel para
evitar un mal mayor ,el cáncer de piel).
Los autores del estudio citaban
estudios realizados un año antes en Europa occidental y Escandinavia donde se
reflejaba que las personas que utilizaban
protección solar sufrían de índices de cáncer de piel desproporcionadamente
mayores que las que no lo usaban. Según el Centro Internacional de
Investigación contra el Cáncer buena parte de los ingredientes de las cremas solares están clasificados como posibles
cancerígenos o disruptores hormonales
para las personas.
Si los rayos UV se clasifican como cancerígenos,
¿qué pasa con los protectores solares?, ¿evitan el cáncer o lo provocan? Una
experiencia realizada en Australia publicada en PubMed demostró que después de
más de cuatro años de seguimiento a los adultos que empleaban protectores
solares, presentaron LOS MISMOS CASOS DE MELANOMA que los que no lo usaban. Otro estudio sueco
por ejemplo, concluyó que los niveles más altos de melanoma coincidían con las
personas que utilizaban protección solar respecto a las que no la utilizaban. La
científica Elizabeth Plourde en su libro
“Bloqueadores solares, peligro ambiental” expone ampliamente toda la
problemática expuesta anteriormente.
Considere por un momento que hace falta 30 ml de crema protectora tan
solo para brazos, piernas, cuello y cara
de un adulto, y que hay que renovarla por efecto del agua o el sudor, esto hay
que multiplicarlo por los miembros de una familia o por los miles de millones de personas
afectadas por ésta ocurrencia de la OMS y de los lobbies. Como resultado
tenemos una “sopa tóxica” para aburrir a
todo el planeta, ¡es una locura, menudo chollo para estos fabricantes de cosmética! Los bebés menores de 6 meses no
deben usar crema solar, se deben proteger con gorros, camisetas y debajo de una sombrilla, tampoco los niños
deben usar estos productos con pulverizador por el riesgo de inhalación. Hay
que tener especial cuidado de que no se
quemen nunca, a ese fin es mejor sacarlos al aire libre en las primeras horas
de la mañana o en horas finales de la
tarde.
Finalmente dedicaré unos renglones
a clarificar los avisos de peligro hacia las camas de bronceado (camas de rayos
UV). Es imprescindible concienciar a los menores de 18 años e idealmente
también a los menores de 35 que NO utilicen estos dispositivos con fines
estéticos (bronceado intensivo), porque esta práctica es de riesgo en personas
de dicha edad. Partiendo de esta premisa es necesario que sepamos que se ha
hecho un estudio meta-analítico que incluía 19 estudios durante 25 años. La
Agencia Internaciones de Estudios Contra el Cáncer ha encontrado un aumento
entre un 55% y un 75% más de probabilidad de contraer melanoma a los usuarios
de las camas de bronceado en comparación con los que no la utilizaban, sobre
todo en los menores de 18 años pero también en los menores de 35. Otro estudio
realizado en Suecia halló un aumento de riesgo de melanoma “significativo” de
un 30% (en términos relativos). Para que hagan ustedes la cuenta, este riesgo
“significativo” en el argot científico-estadístico, quiere decir que es una
cantidad suficiente como para ser tenida en consideración. Sabemos que una
persona que no se broncea tiene un riesgo de melanoma de un solo 0,20% y otra
que se broncea tiene un riesgo aumentado de un 30% a un 75% más, esto
significaría que su riesgo de contraer melanoma seguiría siendo de un 0,35%
como máximo (en términos absolutos), esta cantidad permanece muy baja pues ni siquiera llega al CUATRO
DECIMAS DE UN 1%.
Es necesario volver a repetir que
los EE.UU, por ejemplo, solo el 30% de la vitamina D procede del sol y que por
lo tanto la exposición a rayos UV es baja en general. El doctor Ronkaczmarek miembro de la FDA (organismo regulador
gubernamental para la salud de los EEUU) ha comentado estos meta-estudios sobre
los aparatos de radiación ultravioleta haciendo la siguiente crítica: en primer
lugar, es un inconveniente la posible inexactitud de los recuerdos que las
personas participantes de los estudios tienen acerca de sus experiencias con el
bronceado. También es un problema el desconocimiento de la cantidad de radiación
ultravioleta emitida por cada uno de los aparatos que utilizaban las personas
del estudio. Por último, comenta el doctor, no es posible distinguir entre los
efectos de la exposición artificial y la solar que tuvieron las personas
participantes (esto quiere decir que los estudios OBSERVACIONALES que se realizaron tiene problemas y por tanto sus resultados
deben contemplarse con cierta reserva). La NCI (Investigadores Nacionales del
Cáncer) informa que si se utilizan MÁS DE UNA VEZ POR MES estos dispositivos AUMENTARIA en un
50% el riesgo de melanoma. Como hemos
explicado antes pasaría de un 0,2% de riesgo en las personas no usuarias a un
0,3% en las personas usuarias, si lo expresamos en términos absolutos (COMO VE ESTAMOS
HABLANDO DE NÚMEROS MUY PEQUEÑOS) por eso el doctor Shuster decía al principio
que las estadísticas estaban siendo usadas para asustar y no para educar. En
2009 la OMS clasificó estos aparatos de
emisión UV como cancerígenos (como el jamón o la carne roja), llegado
este punto cabe preguntarse si podrían tener aplicaciones médicas saludables,
no cosméticas.
Un estudio reciente hecho en Canadá (país
donde escasea el sol y la esclerosis múltiple es también llamada enfermedad del
Canadá por su gran prevalencia) ha informado que las camas de bronceado pueden
ayudar a optimizar los valores de vitamina D a sus usuarios. Según Grass Roots
Health serían eficaces para los meses de
invierno según puede verse publicado en la revista Journal
Dermato-Endocrinology. Los aparatos que se estudiaron tenían focos
fluorescentes de 100 a 160 vatios que emitían luz ultravioleta B entre 2,2 y
4,2%. La doctora Samantha Kimbal directora de investigación comento que, “las
camas solares permitían una exposición ideal controlada de casi el 100% de la superficie
corporal pudiendo elevar los niveles de vitamina D en sangre a más de 40ng/ml sin quemarse”. Recuerde que estas
camas, aplicables en la lucha contra el déficit de vitamina D, deben ser de
baja presión con balastros electrónicos no magnéticos, pues estos últimos
emiten ondas magnéticas perjudiciales y un pitido característico que no debemos escuchar en las camas
electrónicas.
Para mejorar la adaptación de la
piel a los UV y mejorar su autoprotección antioxidante, sobre todo las personas
de piel blanca o delicada, es necesario que la dieta sea suficiente en carotenos como los contenidos en
tomates, zanahorias, batatas, calabaza, melocotón, sandía, etc. También se puede usted
suplementar con un comprimido del carotenoide
astaxantina, pigmento antioxidante de las algas que da el tono rosáceo
al salmón. No debe olvidar tomar tres raciones semanales de pecado azul que
llene de omega 3 sus paredes celulares, pues también le protegerá (si usted no es de comer mucho pescado o es alérgico al anisakis, tome comprimidos de aceite de krill que posee un omega tres más biodisponible y contiene además la astaxantina).Estos consejos son
buenos para todo el año pero muy especialmente al comienzo de la primavera
cuando la intensidad de las radiaciones crece.
Estimados lectores, si bien han
podido entrever lo controvertido de este serio asunto del sol,
y los contrapuestos estudios y opiniones
vertidos en las revistas médicas y en
los medios de comunicación, así como las distintos puntos de vista de los científicos (con sus respectivos
organismos), es claro que se hace demasiado ruido y se gastan demasiados
recursos para algo que finalmente ha zanjado la OMS con un sencillo “sol y luego sombra”. Con su recomendación final de tomar entre 10 y 30 minutos de sol varias veces en semana sin
protección solar, la OMS ha dado “al
César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Luego lo mejor es protegerse en la
sombra, usar sombrero y ropa clara, ésta será seguramente la mejor y más sostenible de las soluciones (fíjese
que
buena sombra hace un sombrero mexicano). Recuerde que detrás de todo
esto no hay más que una débil relación no
compartida por todos los científicos. Como dejó claro el doctor
Ioannidis, cuanto más intereses
económicos haya en juego detrás de un estudio,
más probabilidad tendrá de
obtener resultados falsos, no solo lo dijo sino que lo ha demostrado sobrada y
rotundamente, por ello es uno de los científicos más influyentes de la actualidad (puede verlo
en el artículo titulado “El doctor Ioannidis, otro sabio griego irrepetible”). Los productos
de protección solar ni evitan el melanoma ni deben crear la falsa seguridad de que podemos estar más
tiempo bajo el sol, no son para eso,
éstos pueden hacer más daño que beneficio pues los beneficios, como siempre, son para otros, no para usted. Utilicemos el sol en nuestro provecho,
sin escondernos de él como topos asustados ¡para luego enfermar! Todo ello, eso
sí, con la debida prudencia, sin presiones interesadas en hacer negocios. No
debemos permitir que nos atemoricen con
otro “cuento del lobo” ni que los diferentes idiomas de los mercaderes fomenten
la confusión en nuestra ya confusa Babel de hoy.
¡Hagamos un brindis
por el Sol!